Fuente: Expreso, Lima

Perú - Un muelle fantasma

lunes 29 de agosto de 2022

Perú - Un muelle fantasma

Alfonso Miranda Eyzaguirre
27 Ago 2022

En mayo de 2016 se inauguró el Desembarcadero Pesquero Artesanal (DPA) de Bahía Blanca en el distrito de Ventanilla, Callao. Las autoridades de entonces declaraban orgullosas que era infraestructura del primer mundo y que sería un polo de desarrollo excepcional. Esta obra se anunciaba como estandarte de una supuesta diversificación productiva. Los pescadores, sabios en su ancestral conocimiento, tenían sus reservas y las habían dado a conocer, aunque nunca fueron escuchados durante los 3 largos años que duró la construcción.

Se anunció que beneficiaría a más de 1,600 pescadores artesanales. Aseguraban que estaba adecuado a las normas portuarias y sanitarias. Se informó que contaba con zonas de embarque y desembarque, espacios para tareas previas y despacho, planta de proceso, zona de frío, carretera asfaltada, dos productores de hielo, planta desalinizadora de agua de mar y un emisor submarino de 500 metros de largo. Finalmente, afirmaban orgullosos que poseía un colosal muelle de concreto armado con más de 230 metros de longitud.

Seis años después de tanto autobombo, luego de gastar aproximadamente 30 millones de soles de los impuestos que pagamos los peruanos, este DPA solo ha recibido recursos hidrobiológicos el día de su inauguración, transportados por cámaras refrigeradas desde otras latitudes y no por sus embarcaciones, como correspondería.

Roberto Espinoza Sulca, combativo presidente del gremio de de Pachacútec – Ventanilla, nos dice que todo se hizo ignorando la opinión de los hombres de mar y que hasta ahora no consiguen que se resuelvan los problemas técnicos que inutilizan la obra. “Es imposible acoderar, se han robado equipos y seguimos sin un punto adecuado para descargar la pesca. ¿Porqué nos tienen en ese abandono?”, sostiene con amargura.

Don Claudio Pichilingue, un patriarca de la pesquería, con 60 años faenando en el mar chalaco, nos comenta “Es un elefante blanco (el muelle) que día a día se deteriora. Necesitamos un desembarcadero con facilidades para la flota artesanal que incluya la pesca de pinta y de altura; que permita embarcar combustible, víveres, hielo, agua, aparejos, etc. Para construir Bahía blanca, se debió hacer un rompeolas. El primer puerto no puede seguir esperando eternamente el muelle que merece”. El perito hidrográfico, Jimmy Díaz Bailly, nos explicó que “La solución técnica para mitigar el oleaje es romper la refracción de la ola y para esto se debe efectuar modelamiento matemático numérico y desarrollar una defensa de costa frente a la obra portuaria”. Todos piden la construcción de un rompeolas o zona de abrigo, para menguar las olas y permitir el atraque de embarcaciones. Las instalaciones siguen deteriorándose, se contratan consultorías y se hacen trabajos de reparación, pero no se cuenta con un desembarcadero adecuado, a pesar de todo el dinero que literalmente, se ha echado al agua.

Siempre se supo que trasladar a los pescadores del Callao a Bahía blanca, que queda a 33 kilómetros, demandaría desarrollar una ciudad que albergue a los trabajadores del mar y sus familias, una comisaría, un hospital, centros educativos y servicios públicos. Ciertamente, también era indispensable hacer los estudios para que el DPA pudiera ser utilizado por naves artesanales sin poner en peligro la vida humana. Nada de eso se hizo. Se despilfarró el dinero en una obra inútil y con ello se afectó severamente las posibilidades de atender la problemática de la pesca en la Provincia Constitucional del Callao. No está bien que haya pasado. Tampoco es correcto que Bahía Blanca siga siendo un muelle fantasma y elefante blanco de la improvisación y acaso, de la corrupción.