Fuente: Expreso, Lima

Perú - La franja, la ruta ¿y la soga que ahorca?

lunes 7 de octubre de 2024

Perú - La franja, la ruta ¿y la soga que ahorca?

Por Alfonso Miranda Eyzaguirre

sábado, 5 de octubre del 2024
https://www.expreso.com.pe/opinion/la-franja-la-ruta-y-la-soga-que-ahorca/?fbclid=IwY2xjawFwK8pleHRuA2FlbQIxMAABHXybI9namMWvtqTlZiIOD5n_n23UX6Zbzud5qCljMmpnpy4IbSwGGw_zlw_aem_eXc3ZDUn6boGopJQITYk1w

El Estado de la República Popular China planificó constituir, hace unas décadas, una base nacional de pesca de calamares en la ciudad de Zhoushan, al este del país. Hoy es el puerto pesquero más grande del gigante asiático y, acaso, del mundo, donde se recibe pesca de todos los océanos. En él se instalaron plantas procesadoras, frigoríficos, astilleros, centros de comercio, facultades de investigación, desarrollo y promoción, etc.

Según el China Pelagic Squid Index (Índice de Calamares Pelágicos de China), en la actualidad, su producción anual de calamares en alta mar es de unas 600.000 toneladas, “de las cuales, más del 85 % son calamares gigantes peruanos”.

El investigador de The Outlaw Ocean, Ian Urbina, afirmó que un estudio encargado por el Parlamento Europeo en 2022, sobre los incidentes de pesca ilegal, encontró que casi la mitad de los casos en los que se pudo identificar el tipo de buque se trataba de calamareros chinos. Por otra parte, aseguró que esa flota “forja nuevas rutas comerciales, demuestra su poderío político, establece reivindicaciones territoriales y aumenta la influencia política de China en el mundo en desarrollo”.

El Estado chino considera que la pesca es una industria nacional estratégica y ofrece un sólido apoyo a la expansión altamente subsidiada de las operaciones marinas en aguas distantes, a pesar de que su flota ha sido acusada de pesca ilegal y malas prácticas laborales.

Por ello, no sorprende la noticia del portal SeafoodSource sobre un fallo de la Corte Suprema del país oriental, que restableció la financiación pública (jugosas subvenciones) a una empresa pesquera de aguas distantes, acusada de deshonestidad.

En el Perú se han producido innumerables encuentros entre pescadores artesanales con buques pesqueros chinos, en los que nuestros hombres de mar afirman haberlos visto faenando dentro de nuestra jurisdicción. Aunque algunos abogados de oficio lo nieguen, por esta razón, nuestro Estado decidió en 2020 poner como condición a los barcos extranjeros, para usar puertos peruanos, que lleven a bordo un simple dispositivo satelital SISESAT, el mismo que se exige a toda nave pesquera nacional.

Los dueños de la flota china y su gobierno se negaron a cumplir esta elemental norma de transparencia, y presionaron a las autoridades peruanas para inaplicar la disposición desde mayo de 2023.

Ante el clamor del sector pesquero en todos los puertos, el gobierno promulgó el Decreto Supremo 014-2024-PRODUCE, proclamando que restituía la obligación que había dejado en suspenso, pero, increíblemente, decidió no aplicarlo, y los grandes barcos chinos siguen entrando y saliendo sin llevar a bordo el equipo satelital.

Al cierre de esta edición, 20 embarcaciones habrían burlado el decreto con la complacencia sumisa de nuestras autoridades encargadas de hacerlo cumplir.

La relación comercial del Perú con China en el sector pesquero es muy fluida y debería ser siempre de beneficios mutuos. Ese es el supuesto espíritu de la denominada Iniciativa de la Franja y la Ruta del presidente Xi Jinping, que pretende conectar a China con los mercados globales a través de la infraestructura y el comercio.

Sin embargo, esta obstinada resistencia a actuar con transparencia y presionar a un gobierno débil, deslegitimado, que no es capaz de controlar 94 astilleros ilegales en las playas de nuestro litoral o de impedir que decenas de miles de toneladas de pescado se procesen en plantas sin licencia, nos hace pensar a los peruanos que no vendemos nuestra conciencia por un plato de lentejas, ni por unos wantanes, que no estamos ante una Franja y la Ruta, sino ante una soga que pretende ahorcarnos.