Fuente: La Vanguardia, Barcelona

España - La acuicultura es clave para luchar contra el hambre en el mundo

martes 24 de diciembre de 2024

España - La acuicultura es clave para luchar contra el hambre en el mundo

La acuicultura proporciona más de la mita del pescado que se consume en el mundo. La tendencia va en aumento ya que las capturas procedentes de la pesca salvaje están estabilizadas

El ciclo de conferencias sobre SOS-tenibilidad cumple tres años en su objetivo de dar voz a los expertos y activistas en defensa de la naturaleza y el medio ambiente.

Por Enric Tintoré

23/12/2024
La Vanguardia, Barcelona
https://www.lavanguardia.com/natural/20241223/10232636/acuicultura-clave-luchar-hambre-mundo-brl.html

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, más conocida como FAO (por sus siglas en inglés: Food and Agriculture Organization) contempla los alimentos acuáticos como una parte importante de la solución al problema del hambre en el mundo. A día de hoy todavía, pese al desarrollo económico, nueve de cada diez personas que habitan el planeta sufren malnutrición severa. “Estamos fallando como sociedad en la lucha contra el hambre en el mundo, ya que va en aumento, y hemos de buscar soluciones”, afirma Manuel Barangé, subdirector general de la FAO y director de la División de Pesca y Acuicultura de este organismo.

Ante la estabilización global de la pesca en el mundo, la alternativa está en la acuicultura, cuya producción aumenta cada año, “En la actualidad el 57% de los animales acuáticos que se producen en el mundo –explica Manuel Barangé- proceden ya del cultivo de especies marinas, ya que la pesca tiene sus límites. Está previsto que desde ahora hasta 2030 la acuicultura crezca un 22% en todo el mundo y eso es muy importante para un planeta en crecimiento”.

Entrevista a Manuel Barangé. director de la División de Pesca y Acuicultura de la FAO
Manuel Barangé, uno de los grandes especialistas mundiales en las ciencias oceanográficas, ha sido el invitado de la nueva edición del ciclo SOS-tenibilidad que desde hace tres años organiza La Vanguardia para dar voz a los expertos y activistas que luchan por la protección del planeta. Manuel Barangé es, además de los cargos citados, licenciado en Biología y doctor en Ecología Marina por la Universidad de Barcelona y catedrático honorario de la Universidad de Exeter y de la Academia China de Ciencias Pesqueras. Es experto en alimentos acuáticos para acabar con el hambre y la pobreza, tiene más de 130 publicaciones sobre el tema y ha recibido la medalla Roger Rebel de la Unesco por su contribución a las Ciencias Oceánicas.

En una entrevista con Enric Sierra, vicedirector de La Vanguardia, el doctor Barangé ha mantenido una amplia conversación sobre el uso sostenible de los océanos en la era del cambio climático, que fue transmitida por streaming a través de la web de este diario el pasado …

La acuicultura crecerá un 22% y eso es muy importante para un planeta en crecimiento
El doctor Barangé explica que la pesca global se ha estancado prácticamente en 92 millones de toneladas desde 1994 y que el 30% de las pesquerías mundiales están sobre explotadas. Paralelamente, mientras, acuicultura ha crecido a un ritmo del 5% anual y produce más del 50% de los productos acuáticos animales. Esto explica que el consumo individual por persona y año de pescado haya evolucionado de 11 kilos en 1970 a 21 kilos en 2020.

Más de 3.500 especies
Desde la FAO se promueve la investigación para utilizar más alimentos el mar. En este sentido se lleva a cabo una hoja de ruta para la transformación azul que se negocia con los países para la producción de alimentos de forma sostenible e inclusiva.

“La acuicultura –afirma el doctor Barangé- es el sector de producción de alimentos que más crece en el mundo. Pero debe crecer más porque ofrece un gran valor nutricional, tiene una huella medioambiental más baja que los animales terrestres y es más eficiente para su transformación”. Cree que el sector de la pesca, incluidas las grandes empresas, se van a volcar progresivamente en la acuicultura, como ya están haciendo los propios pescadores, que en algunas partes del combinan esta práctica con la pesca tradicional.

Al respeto el doctor Barangé aporta otro dato: hay más de 3.500 especies de peces en el mundo que se explotan en la pesca. De ellos setecientas se cultivan en los diversos sistemas de acuicultora. Cada especie tiene su historia y sus especifidades. “Un problema de la política pesquera europea es que la regulación de la pesca se hace especie por especie y eso es problemático porque pocas especies viven solas en el mar. Eso exige debatir a fondo las normas de regulación de las capturas entre todas las partes implicadas”.

El doctor Barangé, en respuesta a preguntas del vicedirector de La Vanguardia, señala que a los pescadores no se les reconoce el valor social y económico que tienen, ya que son claves para la alimentación de la humanidad. “Hay que proteger a los pescadores –afirma- y apoyarlos a todos los niveles institucionales, sociales y económicos. La pesca salvaje es muy importante tanto como fuente de alimento como fuente de trabajo”.

Sostenibilidad biológica y social
Las medidas de sostenibilidad biológica, a su juicio, comportan una adecuada gestión de las zonas pesqueras que implican una reducción de las capturas. “Pero no se puede reducir el número de pescadores –señala el doctor Barangé- hasta el punto que luego no puedan recuperarse los niveles de pesca. Es fundamental sostener la infraestructura pesquera para garantizar la alimentación mundial. Hay que buscar, por tanto, una gestión equilibrada entre la sostenibilidad biológica y la sostenibilidad social”.

Desde la FAO, pese a los problemas citados, se aporta un dato esperanzador: el 73% del pescado que se consume en los mercados internacionales procede de una explotación sostenible, ya sea de origen local o foránea. “Los consumidores –señala el vicepresidente de esta institución- deben estar tranquilos”.

Otra de las preocupaciones expresadas por el vicedirector de La Vanguardia fue el impacto que puede tener el cambio climático en el suministro de alimentos procedentes del mar. Al respecto el doctor Barangé señala que más del 90% de la energía generada por el cambio climático se acumula en los oceános, lo que provoca cambios en la evolución y la distribución de las especies marinas. “Sorprende – dice- que hasta 2016 no se empezase a hablar de este problema en las conferencias climáticas”.

El clima y los océanos
“El problema –explica el vicepresidente de la FAO- es que el calentamiento del planeta se acumula en los océanos. Poca gente sabe que el calentamiento de la atmósfera es muy reducido en comparación con el que sufre el mar. Hay que ser consciente de ello. Hasta ahora las negociaciones sobre el clima no han incluido el problema de los océanos, aunque espero que suceda pronto. En realidad el primer diálogo ya ha empezado en la reciente cumbre del clima de Bakú”.

“No se pueden separar –dice el doctor Barangé- los problemas que provoca el cambio climático en el mar del hambre y de la malnutrición en el mundo. Son dos problemas fundamentales que hay que resolver”.

El calentamiento de los océanos obliga a adaptar la gestión y la regulación de la pesca
El calentamiento de los océanos tiene consecuencias biológicas que afectan directamente a la productividad de los océanos, con cambios en la distribución de los organismos, que emigran hacia los polos en busca de aguas más frías, y se producen modificaciones en la estacionalidad de los procesos con impacto en las especies y en las zonas de pesca. Todo ello, a su vez, exige una progresiva atención de las instituciones y la realización de adaptaciones en los sistemas de gestión de las operaciones pesqueras, en los procesamientos y en los mercados. Los consumidores, a su vez, deberán acostumbrarse a nuevas especies. “El cambio climático en suma -señala el doctor Barangé- es el disruptor definitivo que debe tenerse en cuenta para planificar las nuevas situaciones”.

Modelos de impacto
En la reciente conferencia del clima de Bakú la FAO presentó un amplio estudio con modelos de impacto del calentamiento global en las aguas de cada país. El resultado, según el doctor Barangé, es que la mayoría de zonas del océano empeoran aunque hay algunas que mejoran.

A mitad de siglo, según cómo evolucionen el calentamiento del planeta, la biomasa explotable de los océanos del mundo se reducirá entre un 5% y un 7%, lo que sería asumible. A finales del siglo el impacto sería mayor. En un escenario de bajas emisiones la reducción sería entonces del 7% pero se dispararía hasta el 21% en un escenario de altas emisiones, lo que provocaría un desastre en los niveles de nutrición de la humanidad. En las aguas españolas la reducción de la biomasa explotable oscilaría entre un 12% y un 22%.

El objetivo de la FAO con este estudio es que cada país pueda implementar sus estrategias en la gestión de sus medios de sustento. Según el doctor Barangé la mejor adaptación al cambio climático es hacer una buena gestión de los mares y de su riqueza. Eso se deberá organizar con soluciones a escala regional porque parece que será imposible hacerlo con acuerdos globales.

El 73% del pescado que se consume en el mundo procede de una explotación sostenible
Hay tres tendencias con respecto a la regulación de la pesca. La primera es la que defienden los partidarios de las reservas marinas y de extender al máximo las áreas protegidas. En el otro extremo se encuentran los que propugnan la utilización de las tecnologías más innovadoras para rentabilizar al máximo los océanos de forma sostenible. En la FAO se opta por impulsar la explotación de los océanos de forma sostenible y con actividades de bajo impacto que permitan generar recursos para alimentar un planeta, como la Tierra, que está en crecimiento.

“Nuestro objetivo –dice el doctor Barangé- es promover las mejores soluciones para eliminar el hambre, la malnutrición y la pobreza. Todavía hay más de setecientos millones de habitantes en el mundo que sufren hambre y la cifra aumenta progresivamente, principalmente en los países del África subsahariana y en los países menos desarrollados. Y, como he dicho, la producción de alimentos acuáticos es parte de la solución”.

“La principal prioridad para proteger los océanos y la pesca, sin embargo, es reducir las emisiones de gases invernadero para evitar un mayor calentamiento global. Hay que acelerar el proceso porque si no vamos a tener serios problemas y habremos de adaptarnos más radicalmente al cambio climático”.