Fuente: Muy Interesante, Barcelona

España - Hallan ámbar en la Antártida y confirman que estuvo poblada de árboles hace 90 millones de años

jueves 14 de noviembre de 2024

España - Hallan ámbar en la Antártida y confirman que estuvo poblada de árboles hace 90 millones de años

Descubren fragmentos de ámbar en la Antártida, una prueba sorprendente de que el continente helado albergó frondosos bosques hace 90 millones de años, revelando un pasado cálido y lleno de vida en la región polar.

13.11.2024
Muy Interesante, Barcelona
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Un grupo de científicos ha descubierto fragmentos de ámbar en la Antártida, un hallazgo sin precedentes y, de alguna manera, casi inesperado. Esto proporciona una nueva evidencia de que este continente helado estuvo cubierto por bosques hace aproximadamente 90 millones de años, durante el período Cretácico. El descubrimiento se realizó durante la Expedición Polarstern PS104 en 2017, liderada por investigadores del Instituto Alfred Wegener y otras instituciones internacionales. Tal vez había cosas que no sabias de la Antártida y esta sea una más.

Este estudio, publicado en la revista Antarctic Science, revela la presencia de ámbar en una capa de lignito rica en polen y raíces. Los científicos creen que el ámbar, formado a partir de resinas vegetales, ofrece una ventana única al pasado ecológico de la región. Según el equipo de investigación, dirigido por Johann P. Klages, esta es la primera vez que se encuentra ámbar en la Antártida, completando así el mapa de hallazgos de este fósil en todos los continentes.

La novedad de este estudio es la confirmación de algo que ya estaba sobre la mesa: que la Antártida en el pasado tenía un paisaje mucho más verde. Una situación que, por cierto, podría repetirse en el futuro.

La Antártida durante el Cretácico
El hallazgo de ámbar en la Antártida sugiere un paisaje muy diferente al actual. Olvidemos esos bloque blancos enormes y ese ambiente gélido en el que la vida está muy diferenciada al resto del planeta. Durante el Cretácico, hace unos 90 millones de años, la Tierra experimentaba un clima mucho más cálido. Según el estudio, el ámbar proviene de una capa de lignito que indicaba la presencia de bosques templados, dominados por coníferas y helechos, similares a los de Nueva Zelanda y Australia en la actualidad.

En aquel entonces, la Antártida formaba parte del supercontinente Gondwana, que también incluía a América del Sur, África, Australia y la India. El continente estaba ubicado cerca del polo sur, pero el clima era lo suficientemente cálido para sustentar un denso bosque templado, donde los árboles exudaban resina, la cual se fosilizaba para convertirse en ámbar.

¿Qué es el ámbar?
El ámbar es una resina fosilizada, una sustancia natural producida por ciertos árboles para protegerse de lesiones y ataques de insectos. Cuando la resina se entierra y queda protegida de la descomposición, puede endurecerse y transformarse en ámbar. Este proceso puede durar millones de años y acaba convirtiéndose en una sustancia translúcida que puede ser de colores variados, desde amarillo hasta marrón oscuro.

El ámbar no solo es un atractivo material para la joyería, sino que también es una herramienta científica de gran importancia. Gracias a su capacidad para preservar organismos diminutos, el ámbar permite a los científicos estudiar detalles de la biología y ecología de especies que vivieron hace millones de años. Por ejemplo, los insectos atrapados en ámbar ofrecen evidencia directa de interacciones ecológicas antiguas, como el polen adherido a sus cuerpos, lo que ayuda a entender la evolución de las plantas con flores.

El ámbar es especialmente valioso para los paleontólogos, ya que suele contener inclusiones, como insectos, esporas o restos de plantas. Estas inclusiones proporcionan información crucial sobre los ecosistemas antiguos. El ámbar encontrado en la Antártida no es una excepción; presenta características únicas y puede contener restos microscópicos de la flora del Cretácico, ofreciendo pistas sobre las especies de árboles que alguna vez dominaron la región.

El descubrimiento y análisis del ámbar antártico
El ámbar fue hallado en una capa de lignito de unos 5 cm de espesor, que forma parte de una secuencia sedimentaria más amplia de aproximadamente 3 metros. Esta secuencia fue recuperada utilizando la plataforma de perforación MARUM-MeBo70 en la Ensenada del Mar de Amundsent, a 946 metros de profundidad en el océano. Las muestras fueron cuidadosamente extraídas y analizadas mediante técnicas de microscopía de luz incidente y fluorescencia, lo que permitió a los investigadores identificar las características del ámbar, como su coloración amarilla a marrón y su fluorescencia intensa.

La Ensenada del Mar de Amundsen es una gran área costera de la Antártida Occidental donde desembocan importantes glaciares, como el Glaciar Thwaites y el Glaciar Pine Island. Esta región es clave para el estudio del cambio climático y del deshielo de la capa de hielo antártica. La zona ha sido objeto de múltiples expediciones científicas, como la del buque RV Polarstern, que realizó perforaciones en el lecho marino para estudiar los sedimentos y la historia climática de la región.

Uno de los aspectos más fascinantes del ámbar encontrado es la presencia de inclusiones microscópicas, posiblemente restos de corteza de árbol, lo que sugiere que la resina fue exudada en la superficie de los árboles antes de fosilizarse. Esto indica que los bosques antárticos producían grandes cantidades de resina, posiblemente en respuesta a factores de estrés como incendios forestales, que fueron comunes durante el Cretácico.

La Antártida estuvo cubierta por bosques hace aproximadamente 90 millones de años. Fuente: Midjourney / Eugenio Fdz.
Una puerta para entender el cambio climático

El descubrimiento del primer ámbar en la Antártida abre nuevas posibilidades para la investigación paleontológica. Proporciona evidencias de que este continente, hoy cubierto de hielo, albergó ecosistemas ricos y complejos en el pasado. Los hallazgos sugieren que el clima de la región era significativamente más cálido y húmedo, lo que respalda estudios previos sobre las condiciones climáticas extremas del Cretácico.

A medida que continúen las exploraciones, los científicos esperan encontrar más ejemplos de ámbar y otros fósiles vegetales que puedan ofrecer una visión más completa del entorno antártico prehistórico. Estos descubrimientos podrían ser fundamentales para entender cómo el cambio climático afectó los ecosistemas de la Tierra hace millones de años, y cómo podría influir en el futuro del planeta.

Referencias
Klages, J.P., Gerschel, H., Salzmann, U., Nehrke, G., Müller, J., Hillenbrand, C.-D., Bohaty, S.M., & Bickert, T. (2024). First discovery of Antarctic amber. Antarctic Science. doi: 10.1017/S0954102024000208.