Fuente: Transporte y Logistica, Barcelona

España - Tailandia: El canal de Kra busca su espacio en el transporte marítimo internacional

lunes 1 de septiembre de 2003

El proyecto de construcción del canal de Kra, nombre del istmo sobre el que se asentará, acaba de sufrir un duro golpe este verano, con el abandono de uno de sus impulsores, Surasak Nananukool, que estaba comprometido con el proyecto desde el principio y promovía un estudio de viabilidad.

El canal de Kra es uno de los grandes proyectos de infraestructuras más controvertidos del mundo en la actualidad. Con un presupuesto estimado de 25.000 millones de dólares, el canal, de construirse, abriría una vía de agua entre el mar de China y el estrecho de Malacca a través de la frontera entre Tailandia y Malasia, en el punto más estrecho del sur de la península tailandesa.

Como ruta alternativa a los estrechos de Malasia, Sunda y Lombok, puede suponer un enorme ahorro de tiempo y dinero a los operadores que prefieran, al mismo tiempo, su relativa seguridad, especialmente respecto al congestionado estrecho de Malasia.

Expertos estadounidenses fueron los encargados de realizar, hace ahora 30 años, un estudio de viabilidad del proyecto de canal, que debería ser capaz de permitir el tránsito de buques tanque de más de 500.000 toneladas. Pero el proyecto no sólo incluye esta infraestructura, sino también la construcción de puertos marítimos en sus dos extremos y la creación de zonas de procesamiento de mercancías y de desarrollo industrial.

Tras varias idas y venidas en su desarrollo, como consecuencia por la inestabilidad política y económica de la zona, el proyecto recibió un nuevo empujón a principios de los años 80, cuando desde Japón se propuso la creación de una docena de superproyectos de infraestructuras en todo el mundo para propulsar el crecimiento económico. Y el canal de Kra se encontraba entre ellos.

Desde el verano de 1997, se han llevado a cabo nuevos estudios de viabilidad y se han buscado apoyos políticos. Los resultados han puesto de manifiesto que el canal de Kra no sólo reportaría beneficios a la economía de Tailandia, sino a Malasia, China e incluso Japón y Europa, que se beneficiarían de un comercio marítimo más económico y seguro.

Actualmente, existen dudas sobre si el canal podrá atraer rápidamente grandes volúmenes de tráfico, dado que Kra supondrá menos ahorros en distancia que otros como Suez o Panamá. De hecho, las críticas al proyecto, aunque han disminuido, no han desaparecido. Y no sólo por parte de Singapur, cuya posición estratégica como hub regional se verá claramente dañada por un canal que permite a los buques una ruta alternativa.

El alto coste del proyecto tampoco está actualmente en la línea política de Tailandia, cuya deuda externa alcanza los 80.000 millones de dólares, aunque los defensores del proyecto esgrimen que éste incrementará la actividad económica e industrial de la zona y, por lo tanto, reducirá sus necesidades de capital foráneo.

Pero hay otros problemas, como el diferente nivel entre las aguas del mar del sur de China y el estrecho de Malacca, la recolocación de la población que vive actualmente en la frontera entre Tailandia y Malasia, donde deberá construirse el canal, la capacidad máxima que tendrá esta vía y el coste y problemática de su mantenimiento, en una zona que sufre varias veces al año los efectos del monzón. Aunque técnicamente es posible, todavía existen dudas sobre su viabilidad, que pasan por el coste, la amortización de la inversión a través de tarifas o los costes de mantenimiento.


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