Fuente: Fish Information Services, FIS

EE.UU. - Los langostineros se preparan para batalla legal

Quentin Dodd

martes 21 de enero de 2003

Pescadores de langostino, procesadores y representantes de industrias afines de Estados Unidos están preparando su "artillería" legal, en un intento por detener la invasión de las importaciones de productos de criadero de bajo precio en el mercado local. Según ellos, este esfuerzo es necesario para su supervivencia.

Se dice que los voceros de la Alianza Langostinera del Sur, una organización cuya cúpula directiva está integrada por ocho estados productores de langostinos, afirmaron que han contratado al estudio jurídico de Dewey Ballantine, con sede en Washington, DC, para que los represente.

Al parecer, la firma hizo un primer intento para determinar qué países podrían haber violado las leyes de comercio de Estados Unidos al vender langostinos a precios desleales.

"Intentamos salvar la industria langostinera", dijo el presidente de la alianza, Eddie Gordon, un empresario de Carolina del Sur que está estrechamente ligado a la industria pesquera desde hace mucho tiempo, y añadió que en este momento "se encuentra al borde de la extinción".

Un periódico informó que, según Gordon, el estudio de abogados ha establecido contacto con el Departamento de Comercio de Estados Unidos, que tiene jurisdicción sobre los casos de antidumping y otras causas relacionadas con las buenas prácticas comerciales, y está recolectando información de las naciones extranjeras productoras de langostino para tratar de identificar cuáles podrían llegar a ser objeto de una acción comercial. Se espera que la investigación preliminar concluya en seis meses.

Sin embargo, según indicios, la alianza no se ha concentrado sólo en este aspecto, sino que está abierta a cualquier solución que sirva para estabilizar la abatida industria langostinera de Estados Unidos. También se están considerando otras opciones como el marketing, la educación y la promoción.

Los langostinos son el producto marino de mayor consumo en Estados Unidos, pero según el Gobierno federal, el país produce sólo un 12% de lo que consume, por lo que cada vez más criadores y otros productores se están dedicando a la cría de langostinos para impulsar la producción nacional por medio de una variada gama de sistemas y técnicas. Esta situación no ayudó a los pescadores a frenar las importaciones a bajos precios. Los mayores exportadores -Vietnam, China y Tailandia- rechazaron repetidamente los cargos por dumping que se les imputaron el año pasado. Además, organizaciones como el Instituto Nacional de Pesca, se opusieron a los juicios antidumping y propusieron otras medidas, como la asistencia para la comercialización.

Todo esto provocó la desconfianza de algunos pescadores, quienes dicen necesitar una representación alternativa que los asesore sobre todas sus opciones.

En tanto, el Departamento de Estado de Estados Unidos indicó que entre 2000 y 2002, mientras las importaciones de langostino se incrementaron un 17%, los precios de las importaciones disminuyeron un 29%, avivando el fuego a favor de las demandas de antidumping.

Según Gordon, se debe considerar seriamente la opción del antidumping si se quiere mantener a salvo a los pescadores de langostinos estadounidenses. "La gente no puede solventar la captura de langostinos a precios de los años 60 con costos operativos del 2003", afirmó Gordon. "Todos los estados tienen exactamente el mismo problema".

Gordon advirtió que el efecto para las pesquerías comerciales de todo el sur de Estados Unidos podría ser devastador. "No hablamos de perder unos pocos barcos pesqueros", recordó. "Hablamos de perder poblaciones enteras, en las cuales todos los ingresos dependen de la industria langostinera".

"Debemos comprender que estamos hablando de unos 200.000 puestos de trabajo, de inversiones de toda la vida, de operadores financieros que tienen millones de dólares en carteras de créditos e instalaciones costeras, y de comunidades pesqueras que están siendo seriamente afectadas", dijo Wilma Anderson, directora ejecutiva de la Asociación de Langostinos de Texas, y miembro de la junta directiva de la alianza. "Si se obliga a la industria langostinera a ir a la quiebra, se producirá un tremendo impacto económico que repercutirá en los siete estados, desde Carolina del Norte a Texas", añadió.

Por Quentin Dodd
FIS Norteamérica