Fuente: El Tiempo, Bogota
Colombia - Buque Escuela 'Gloria' salio bien librado de apagon y tormenta en medio del Caribe
Lorena Muñoz Marrugo
viernes 26 de julio de 2002
Tuvo que soportar un fuerte oleaje durante el viaje de 20 días que realizó a Mobile (Estados Unidos).
La tripulación de la nave, deseosa y feliz de llegar a casa, recordó las noches de grandes olas y fuertes vientos contra los que lucharon durante más de dos semanas.
"Fue un viaje muy especial. Salimos de Cartagena el 24 de junio y a las 24 horas de navegación hubo una falla en el sistema de refrigeración. Quedamos a oscuras, pero seguimos navegando. Luego superamos el problema, después de muchas horas de trabajo y sacrificio", relató el comandante del buque, capitán de navío Jesús Bejarano.
El ojo de la tormenta
La calma volvió, hasta cuando la embarcación llegó al Golfo de México. Allí el mar puso a prueba la paciencia y destreza de los 38 cadetes y los 18 grumetes que se embarcaron en su viaje de preparación para la vida marina.
"El mar estaba bastante movido, las olas nos llevaban de un lado a otro y el buque, debido a esto, casi no avanzaba. Algunos comenzaron a marearse y terminaron en la enfermería", recordó el alférez Manuel Bravo.
El médico de abordo, teniente William Ocampo, fue uno de los que más trabajó. Él tuvo que vencer la emoción de su primer embarque para auxiliar a quienes no pudieron contra el mareo.
Actividades como el baño o la comida se convirtieron en un verdadero problema. "Dormíamos con un pie en el piso y con una mano agarrándonos de la cama por el bamboleo del barco. La comida se movía de un lado a otro en la mesa y apenas se podía caminar. Es uno de los mares más movidos que he visto en mi vida", narró el teniente Javier Prada.
En Estados Unidos las cosas cambiaron. Mobile fue una ciudad acogedora y el velero colombiano fue uno de los que más llamó la atención de los visitantes.
"Al día, unas 8.000 personas visitaban el buque. Fue una cantidad asombrosa", agregó el capitán Bejarano. El 19 de julio, una vez en tierra colombiana y como es tradición, el barco y la fragata misilera ARC Antioquia, que acompañó al velero en su viaje, fueron recibidos por himnos, papayera y familiares ansiosos por abrazar a los suyos luego de tres semanas de ausencia.
"Es maravilloso volver a casa. Hubo muchísimo trabajo durante el crucero, pero lo logramos. El Gloria dejó una vez más en alto el nombre de Colombia", aseguró el teniente Francisco Leguizamón.
El buque volverá a las labores de mantenimiento decenal al que era sometido poco antes del viaje. Hasta febrero estará en tierra y luego emprenderá otro viaje por el mundo.
Lorena Muñoz Marrugo
Corresponsal de EL TIEMPO
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