Fuente: Chile.com

Chile - Punta de Choros

miércoles 2 de mayo de 2007

Este destino destaca por su fauna, excelentes playas y por la Reserva Nacional Pingüino de Humboldt...

Lentamente el nombre de Punta de Choros ha pasado de boca en boca y ha convertido el secreto de hace una década en uno de los destinos turísticos más apetecidos por los visitantes de la zona. No es para menos ya que las bellezas de su litoral asombran y cautivan desde el primer instante.

Un mar azulísimo cubre la visión mientras las labores de la caleta se mezclan entre botes que salen a la pesca y otros que se llevan a los turistas a visitar la Reserva Nacional Pingüino de Humboldt, la estrella del lugar, que con sus islas Choros, Damas y Chañaral se convierten en uno de los lugares más hermosos de la región.

Hacia Punta de Choros
Hay varias formas de llegar a la afamada caleta, pero una de las más recomendables es tomar uno de los toures que se ofrecen en La Serena. Uno de aquellos operadores, Turismo Lancuyén, fue el acompañante perfecto de Chile.com en esta expedición. Sus integrantes son gente joven, sumamente informada y cordial que hicieron muy placentera la travesía.

Pero basta de publicidad y al grano. El viaje comienza temprano en la capital de la IV región y el camino, la Panamericana, serpentea entre cuestas y vistas formidables hacia el Pacífico. Luego de 75 kilómetros de viaje rumbo al norte y tras una breve bifurcación, se llega al poblado de Los Choros, de pequeñas casas y con una iglesia con campanas de oro, sorprende por la gran cantidad de olivos que verdean el pueblo y que son una de las características del lugar con su afamado y casero aceite de oliva.

Desde acá el camino se vuelve sinuoso y lleno de arena. Sorprende ver parcelados vastos terrenos, ejemplo claro del boom de la zona y cercano a ellos hay una cruz grande, una animita que recuerda a los muertos del barco Itata. Dicha embarcación naufragó en las cercanías de Punta de Choros durante la noche y sus 200 supervivientes, empapados y con frío, acudieron en busca de ayuda a Los Choros. Sus habitantes creyeron que se trataba de fantasmas y no les abrieron sus puertas ni prestaron ayuda alguna, entonces los náufragos volvieron sobre sus pasos y se instalaron en este sector donde acurrucados murieron de frío y hambre.

Luego del lugar de esta triste historia comienzan unas hermosas dunas que esconden la caleta de Choros, cuyas construcciones se vislumbran rápidamente por sus vivos colores que contrastan con el azul rabioso del océano.

Un rápido vistazo al pintoresco pueblo y luego rumbo al puerto, listos para navegar.

Planeta Vivo
Lo primero que dice el dueño del bote que nos cruzará a la Reserva Nacional Pingüino Humboldt, es que no nos asustemos por el nombre del bote. El “Titanic” es una chalupa para quince personas, que como tantas otras de la caleta, lleva en un tour de unas tres horas a los visitantes por las islas Choros y Damas.

Lo segundo que nos dice es que en el día de ayer se avistaron más de 200 delfines nariz de botella. Esto porque estos animales junto con lobos de mar y con una gigantesca colonia de pingüinos de Humboldt son los habitantes de las islas protegidas por CONAF. En todo caso cabe hacer la salvedad que muchos operadores turísticos ofrecen el viaje casi garantizando el avistamiento de los delfines y no siempre ocurre así.

Embarcados y con los salvavidas de rigor, la navegación comienza entre olas grandes, pero que nuestro capitán las capea sin mojar a los pasajeros demostrando todo su talento.

Con la felicidad de la brisa salina en la cara, la cadencia de las olas que acarician la embarcación y tras unos 40 minutos de viaje, se comienzan a vislumbrar los deslindes de la isla Choros.

La emoción aumenta al acercarse la barca a acantilados en donde la fauna se deja observar vivamente. Un grupo de lobos marinos saluda con aullidos el paso de la nave y sorprende verlos encaramados en roqueríos bastante elevados para un ser que en la tierra solamente se arrastra. Pero aún más sorprendente es cuando navegamos cercanos a las playas rocosas de la isla y se observan un montón de puntitos blanco con negro, miles de puntitos que viven y poseen como santuario los tres islotes: el pingüino de Humboldt.

Dichas aves estuvieron a punto de desaparecer de la zona hace unos años atrás, pero gracias a la labor conservacionista de CONAF, estos pingüinos endémicos suman más de 15 mil ejemplares y es posible divisarlos haciendo sus nidos tanto en las orillas de la playa como en peligrosos acantilados a los que suben, quién sabe como, buscando protección.

A esta altura el diestro botero ha mostrado gran parte de la fauna silvestre del lugar, en que las aves como el Aguilucho, Pequén, Lile, Guanay, Yeco, Piqueros, Pelícanos, Jotes, Pilpilén o el Gaviotín sudamericano hacen nido.

Todo un paraíso al que solamente faltó ver a los delfines que seguramente tenían mejores lugares donde estar y que, como siempre en la naturaleza, no se pueden supeditar a los caprichos del “homo visitante”.

La Isla Bonita
La observación de los animales es solo posible desde el bote, ya que para bajarse en la isla Choros es necesario autorizaciones especiales y ser científico. Menos currículum se solicita en la siguiente estación del viaje: Isla Damas.

Portentosa es la visión de las playas de Damas. Arenas albísimas, mar azul y un sol enorme, arman la trilogía perfecta que cualquier veraneante playero busca. Igualmente protegida que sus hermanas islas, en Damas si se puede descender. De hecho hay una parada por una hora en que, tras registrarse con los funcionarios de CONAF, se puede continuar por senderos hacia el cerro (con fenomenal vista) o a una playa cerca de media hora que es verdaderamente espectacular.

Sin embargo la premura del tiempo y las ganas de gozar el espectáculo provocan que la mayor parte de los visitantes gocen de la playa Las Tijeras, contigua al sitio de tracalada.

De aguas calmas, con un color turquesa exultante y arenas blanquísimas, la playa es el mismísimo caribe hasta que uno se atreve a sumergirse en el mar donde la ilusión se rompe por las frías temperaturas características de la zona. Realmente la hora se hace poca y la vuelta se hace con una mezcla de satisfacción y añoranza por volver inmediatamente.

Este tesoro natural de la IV región es un imán tanto para los visitantes, como para constructoras inmobiliarias que están empeñadas en colocar un cinco estrellas en una de las islas, poniendo en alerta a ecologistas ante el peligro del delicado equilibrio ambiental de la Reserva.

Finaliza el viaje tras media hora de navegación. La gente del tour esta feliz por el gran día vivido y yo, personalmente, sigo dichoso de pensarme testigo de tanta belleza escondida en los rincones de Chile. Para los visitantes de la IV región es un deber venir a Punta de Choros, respirar su portentoso aire puro, ver el mar eternamente azul y sentirse simplemente afortunados.

Por Jorge López Orozco

DATOS UTILES
¿Cómo Llegar?
La localidad de Punta de Choros queda a unos 100 kilómetros desde La Serena. Buses directos no hay.
¿Dónde Dormir?
En Punta de Choros hay camping por unos $3000 pesos y cabañas desde los $25 mil pesos diarios. Hay posibilidades de acampar en la Isla Damas, para ello es necesario contactarse con CONAF (www.conaf.cl) y llevar agua dulce y cocinilla a gas.
· Si quiere hacer el recorrido por su cuenta los arriendo de los botes van desde los $30 mil pesos a los $40 mil.
· Es necesario llevar bloqueador solar, cortavientos o polar y ropa de recambio por si el mar está muy picado en la navegación.
· Turismo Lancuyén realiza un tour que dura desde las 7 de la mañana hasta las 5 de la tarde. Incluye traslados al hotel ida y vuelta, snack, entradas de la Reserva y almuerzo con bebidas incluidas una vez finalizada la navegación por un costo de $23.000 pesos. Debo hacer mención al profesional servicio de los chicos Lancuyén y el encomiable esfuerzo de un grupo de jóvenes por mostrar su región.
Contactos: www.turismolancuyen.cl. Fono: 051-214744. Dirección: O’Higgins 336, La Serena.