Fuente: La Nacion, Buenos Aires

Argentina - Desarrollo biotecnologico local: Una vacuna argentina controla plagas de los salmones chilenos

Daniel Arias

lunes 1 de abril de 2002

Los inmuniza contra unos parásitos que pueden diezmarlos, las rickettsias

El país vecino es el segundo exportador de salmón del mundo

En cautiverio, los peces sufren graves infecciones

La vacuna evita el uso de antibióticos

"Chile se ha vuelto el segundo exportador mundial de salmón, y la Argentina,
su único proveedor de vacunas contra las rickettsias , unos microorganismos
que a veces los atacan, pero que en condiciones de encierro resultan
devastadoras", dice el biotecnólogo Jorge Blackhall. Así las cosas, en los
1300 millones de dólares anuales que Chile exporta de salmón rosado hay
materia gris argentina.

Blackhall es jefe de proyecto en la empresa de biotecnología argentina
Biogénesis. Según el experto, para escaparse de los precios siempre
decrecientes de los alimentos a granel, algunos vecinos con visión
estratégica del Cono Sur se especializan cada vez más en "alimentos premium
", como es el caso de Chile con los vinos o la salmonicultura.La Argentina,
con su fuerte industria farmacológica y su buen nivel en biología básica y
aplicada, puede ser un proveedor de biotecnología para toda la región.

Otras empresas del Foro Argentino de Biotecnología (FAB) ven la misma veta,
como es el caso de Biosidus, que tiene sondas genéticas capaces de
certificar el origen de una cepa de vid con una certeza mayor del 99 por
ciento.

Biogénesis está exportando 2 millones de dólares anuales sólo con esta
vacuna. Pero vienen otras. Y tal vez, otros mercados.

Salmones en riesgo

La salmonicultura es bastante reciente en Chile: nació a fines de los
setenta, pero creció tanto que hoy la república transandina es el segundo
proveedor mundial. Desde Puerto Montt hacia el Sur, el laberinto de
profundas caletas, canales sombríos y fiordos silenciosos de la costa
austral chilena quedó literalmente alfombrado de los jaulones flotantes de
las salmoneras, donde trabajan miles de personas. Esta industria se
convirtió en un factor de poblamiento sobre regiones tradicionalmente vacías
y agrestes.

Pero la hacinada ecología de un criadero, sea en Chile, Escocia o Noruega,
es una ruleta rusa con las enfermedades. En las rías escocesas, por ejemplo,
el intenso uso de antibióticos para combatir las plagas del salmón termina
en el envenenamiento de los peces salvajes, sustento de la pesca deportiva.
Como lo indica un editorial en la revista británica New Scientist, esto
abrió frentes de batalla judicial entre hoteleros y municipalidades contra
las salmoneras.

Sin embargo, la solución a este problema parece ser más tecnológica que
legal. Los jaulones de las salmoneras son estructuras que suelen medir 20
metros de lado y hasta 50 de profundidad. En Chile, cada una de ellas
contiene de 25.000 a 50.000 salmones de las especies coho (oriunda de la
cuenca norteamericana del Pacífico) o salar (de la cuenca norteamericana del
Atlántico). Sin vacunas confiables contra los brotes de rickettsias en estos
encierros, la industria entera se iría a pique.

Las rickettsias son uno de los muchos parásitos naturales del coho, la
especie favorita en Chile. En la vida libre y migratoria, las rickettsias no
son un factor de mortalidad importante. Pero en el brutal hacinamiento de
las jaulas las epidemias están garantizadas, con rápidos estragos en el
bazo, las branquias y el hígado de los salmones contagiados, que mueren
finalmente de septicemia (envenenamiento de la sangre).

Las rickettsias están a dos pasos de la frontera entre lo biológico y lo
inanimado. Con un tamaño medible en micrones (milésima de milímetro), son
microorganismos más grandes que un virus, pero mucho más chicos que una
bacteria. "Sólo pueden vivir dentro de las células de otro organismo
huésped", explica la bióloga María Mercedes Izuel, investigadora de
Biogénesis.

Mercado darwiniano

Los parásitos de la fauna salvaje suelen encontrar ventajas en no ser
inmediatamente letales: el huésped tiene que durar lo suficiente como para
garantizar, al menos, el contagio a otro huésped. Pero en los jaulones, los
más letales dominan.

En el caso de los salmones, esto es verdad no sólo para las rickettsias,
sino para una amplia galería del crimen parasitológico: están los piojos,
que anidan bajo las escamas del pez, hay una especie bacteriana que le
inflama la boca al salmón y le destruye el sistema digestivo, matándolo de
hambre... La salmonicultura es una industria de riesgo.

Pero cada una de sus plagas abre una nueva veta para la biotecnología
argentina. Porque las autoridades de sanidad animal transandinas tienen las
mismas normas draconianas de calidad que las de los Estados Unidos, de modo
que si una firma argentina puede venderle vacunas a Chile, también podría
competir en Escocia o Noruega.

¿Es importante para Chile la vacuna argentina antirickettsia? Es crítica. Y
no por falta de competencia del Primer Mundo, sino porque la formulación de
Biosíntesis resulta, hoy por hoy, la más efectiva y económica, aunque se la
clasifica como "de primera generación" (hecha con microorganismos
químicamente inactivados), y aunque compite contra otras conceptualmente más
modernas. Sin embargo, la biología y el mercado se parecen en un rasgo
darwiniano: no favorecen necesariamente lo más sofisticado, sino lo que
funciona mejor con el menor costo, sea biológico o económico.

Ahora Biogénesis desarrolla vacunas dobles y triples, que además de
inmunizar contra las rickettsias atajan el contagio contra otras infecciones
bacterianas. "No puedo dar detalles... Pero no nos estamos durmiendo sobre
los laureles", dice Blackhall.

Por Daniel Arias
Para LA NACION