¿Solo la prohibición nos ayudará a salvar nuestra biodiversidad marina?

Autor: Francisco J. Miranda Avalos, Presidente de la J. Directiva de la ONG Oannes

jueves 30 de mayo de 2024

¿Solo la prohibición nos ayudará a salvar nuestra biodiversidad marina?

*Foto: Pescafotosub Max Pumarayme Melgarejo


Oannes, identifica dos claras vertientes de pensamiento y acción ambientalista.


La proteccionista es una línea de pensamiento que no admite la pesca, en ninguno de sus niveles. Considera que las especies marinas en general son sujetos de investigación o contemplación, y dentro de su concepción proteccionista, el turismo es el único camino para obtener un beneficio económico. Esta posición, por ser radical, no suele terminar compatibilizando en general con ningún tipo de aprovechamiento, aunque al inicio no se muestre como tal. Pero después, con los actos, los proteccionistas muestran sus verdaderas intenciones.


La conservacionista, en cambio, considera a las especies marinas como recursos, y cree que su explotación debe ser responsable, basada en la investigación de la biología de cada especie, que permita una administración sostenible en el tiempo. Esta posición propone soluciones como; aparejos de pesca selectivos o un manejo costero responsable basado en la diferenciación de los ecosistemas. Oannes, es seguidora de esta línea de pensamiento y por ello comulga con los principios de las pesquerías responsables.


Lograr una gestión sostenible de nuestros recursos, implica que pongamos énfasis en una extracción y cultivo responsable, mediante planes de gestión a largo plazo, con mecanismos de protección y consumo, que aseguren la continuidad de la biodiversidad marina, de manera formal y adecuadamente supervisada para generar una serie de beneficios alimentarios, económicos, tributarios y demás. 


En el Perú, la pesquería de anchoveta lidera, sin duda, la aplicación de estándares y modelos internacionales de ordenamiento pesquero sostenible. Y es que luego de más de 60 años de aprovechamiento de la anchoveta como recurso, el Estado Peruano y el sector, han comprendido la necesidad de gestionar de manera sostenible los stocks disponibles de anchoveta, para asegurar su aprovechamiento por todas las especies que la requieren para su desarrollo, incluidos los humanos. Luego de tantos años de historia, el sector industrial formal dedicado a la extracción de anchoveta ha aprendido que sin una población saludable de este recurso; toda su actividad, inversiones y los diferentes beneficios que esta genera, se pondrían en riesgo. 


Para recomendar una cuota de pesca de anchoveta, el Instituto del Mar del Perú (IMARPE), realiza una serie de estudios aplicando conceptos cómo: Rendimiento Máximo Sostenible (que es cuánto podemos capturar como máximo sin agotar el recurso), Enfoque ecosistémico pesquero (que reconoce que la anchoveta es una especie que cumple una función en diferentes cadenas tróficas y que además su posible aprovechamiento requiere de un enfoque multidimensional) y también aplican un criterio de precaución (que aplicado en el Perú quiere decir que también analiza elementos como descartes, cambios climáticos, pesca ilegal, especies asociadas, entre otros). 


Es decir, el IMARPE siempre toma en consideración a todas las especies que viven de la anchoveta y luego de todo esto, calcula el rendimiento máximo sostenible, recomendando un máximo de extracción del 30% de la “biomasa observada” en sus cruceros, con diversas opciones de cuota de pesca, que el Ministerio de la Producción (PRODUCE) debe determinar.


La bitácora electrónica permite que el PRODUCE y los pescadores formales de anchoveta estén atentos durante toda la temporada a la posibilidad de cierre de zonas de pesca por alta presencia de juveniles y deben cumplir con no ingresar dentro de las 5 millas. Porque además, la flota está supervisada por un sistema de control satelital, vinculado a sistemas de vigilancia del Ministerio de la Producción (PRODUCE) y del Ministerio de Defensa. 


Hablar de pesca industrial de anchoveta requiere entonces de mucha responsabilidad. Ya que con más de 60 años de investigación y acumulación de información, el IMARPE, nuestra máxima entidad científica, ha aprendido cómo asegurar la sostenibilidad del recurso anchoveta, y sus recomendaciones permiten que exista una industria pesquera anchovetera, sostenible y consolidada que le da trabajo directo e indirecto a más de 750,000 personas. Un éxito reconocido en todo el mundo.


No existe sobrepesca, ni depredación excesiva. El 70% restante de la anchoveta no es capturada y queda en el mar, permitiendo la reproducción y renovación de una especie que tiene una vida corta promedio de 3 años, que es uno de los eslabones de la cadena alimenticia del mar peruano y que además alimenta en sus diferentes etapas de su crecimiento, a todos los demás depredadores del ecosistema marino de la corriente peruana, facilitando la prosperidad de aves, mamíferos acuáticos, así como especies de la mesa popular como el atún, jurel, caballa, bonito, y otras especies que se alimentan de sus estadios juveniles en las zonas costeras, etc. 


En las últimas semanas, hemos visto en diversos medios una serie de comentarios a partir de la “acción popular” interpuesta por la Sociedad Nacional de Pesquería en lo que se refiere a sus derechos preexistentes de pesca en la zona de la Reserva Nacional de Paracas (RNP). Esta situación, que ya espera la votación del Poder Judicial,  es motivo de una serie de afirmaciones y comentarios que parecieran ser parte de una campaña para desprestigiar a la pesca industrial en general. Argumentando, entre otras muchas falsedades, que la pesca industrial de anchoveta en el Perú no es sostenible en el tiempo, pese a que se practica durante más de 60 años, y los resultados de esta última temporada de pesca, son extraordinarios. 


Existen informes del IMARPE que evidencian la compatibilidad entre la pesca industrial de anchoveta, y la sostenibilidad del ecosistema del mar peruano en general, por lo que la supuesta competencia por el alimento con la fauna silvestre, no se estaría dando. 


El tema surgido en relación con la pesca industrial en la RNP nos ha llevado a revisar la Ley de Áreas Naturales Protegidas y su Reglamento. Este último indica que “Está prohibida la extracción de mayor escala, ya sea marina o continental dentro de las Áreas Naturales Protegidas (ANP), cualquiera sea su nivel”. El reglamento seguramente usa las denominaciones y categorías de pesca de nuestra propia normativa y esto nos ha llevado a hacernos preguntas como: ¿Es necesario analizar las categorías que actualmente están presentes en la ley? ¿Es suficiente seguir manejando una categoría pesquera basada solo en la eslora, capacidad y artes de pesca? ¿Nos está tocando como sector reevaluar puntos como este en nuestra legislación a fin de asegurar la sostenibilidad y correcto ordenamiento pesquero en general? 


Hemos aprendido que las actividades menores o mayores no son automáticamente malas por su magnitud. Cualquier actividad puede generar daños irreparables a los ecosistemas y la sostenibilidad sectorial. No obstante, es mucho lo que todavía tenemos que aprender respecto a otras especies, además de la anchoveta, para poder tener un ordenamiento pesquero adecuado y eficiente de todas las especies aprovechables. Tenemos un mar singular, que requiere de soluciones singulares.


En esto, la necesidad de evaluar las categorías y criterios para los tipos de pesquerías en el Perú, tomando en cuenta no solo capacidad, eslora y artes, sino también la proporcionalidad de la biomasa que se captura por cada recurso, son en realidad un punto muy importante de todo este tema.


Prohibir la extracción de mayor escala de recursos hidrobiológicos, ya sea marina o continental, dentro de cualquier tipo de espacio, podría no ser la solución final para el aseguramiento de una pesca sostenible. Porque la “mayor escala” también es relativa a la biomasa del recurso. La biomasa de la anchoveta, que es un pez pelágico de paso, no puede ser comparada con la mucho menor biomasa de otras especies costeras que son más sedentarias o territoriales y cuya presencia es más constante en el medio ambiente costero.  


¿Sabemos, por ejemplo, cuál es la biomasa de pintadillas, chitas, cabrillas, lenguados, corvinas o trambollos? ¿Cómo sabemos que no se está capturando estos recursos en “mayor escala”, respecto a su biomasa? 


Consideramos que mayor peligro para la conservación de espacios costeros en nuestro litoral, no está del lado de la pesca hiperregulada y sostenible, sino más bien en las muchas malas prácticas reguladas y no reguladas; como la pesca con explosivos, la destrucción de praderas de algas, el irrespeto a las tallas mínimas, la pesca nocturna y por supuesto la pesca de bolichitos artesanales de pequeña escala que no siempre respetan vedas y no aceptan hasta ahora el control satelital, algo que no permite su supervisión y por consecuencia podría generar pesca ilegal de anchoveta.


Nos preocupan también, las afirmaciones que buscan desprestigiar a entidades científicas como el IMARPE, y presentar a pescadores formales que pagan sus tributos, derechos y demás, para lograr la sostenibilidad de su recurso objetivo, como “los malos de la película” y voraces depredadores que “sobrepescan”. 


No es cierto que los pescadores anchoveteros tienen el 99.87% del mar peruano disponible para pescar anchoveta, si un área natural como Paracas solo les impide pescar en el 0.13%. Sin contar, las ANP, la pesca industrial anchovetera, está prohibida de pescar dentro de las 5 millas marinas en un litoral de más de 3,000 Km. Todos los pescadores saben, que la anchoveta concentra sus cardúmenes, en las primeras 20 millas, la sola prohibición de pescar dentro de las 5 millas, ya reduce su área de pesca en un 25%. 


De hecho, desde Oannes hemos propuesto un planteamiento mixto, donde podamos usar criterios de profundidad o de distancia de la costa para salvaguardar el desarrollo de juveniles y crecimiento de los mismos en la zona costera. Considerando la morfología submarina de nuestra costa a lo largo de nuestro litoral. La definición de distancia de la costa (5 millas) no necesariamente es la mejor alternativa para todo nuestro litoral, es simplista y una muestra de la incomprensión de la complejidad de nuestros fondos marinos.  


También hemos propuesto, que se revisen las categorías de pesca en la ley, pues por ejemplo hemos identificado en la “pesca artesanal” hasta tres actores diferentes, uno de ellos es al que llamamos “pescador artesanal de orilla”, algo que incluso es reconocido por  los mismos pescadores.  


Oannes considera que el desarrollo sostenible del sector, debe permitir que TODOS los actores vinculados al aprovechamiento responsable de espacios acuáticos puedan obtener los beneficios que estos ofrecen. 


Así mismo, crear conciencia sobre sostenibilidad, comunicar de manera asertiva los avances que venimos realizando, e involucrar a toda la ciudadanía en compromisos de sostenibilidad, es más importante que solo prohibir. Porque solo la educación y la conciencia de la población sobre la necesidad de manejar prácticas sostenibles en la pesca y la acuicultura nos permitirán disminuir todas las actividades que ponen el peligro nuestra biodiversidad marina; tanto dentro, como fuera de áreas o espacios protegidos.