¿Por que una veda reproductiva debe ser respetada por "todos" los pescadores?
Autor: Francisco J. Miranda Avalos, Presidente de la J. Directiva de la ONG Oannes
martes 30 de enero de 2024

Las vedas reproductivas son un período de tiempo durante el cual está prohibida la captura y extracción de ciertas especies. Este tipo de medidas se implementan para proteger y garantizar la sostenibilidad de las poblaciones de peces y mariscos, permitiendo que se reproduzcan y se recuperen de manera adecuada, por estar sometidas a un esfuerzo pesquero.
Las razones para respetar una veda reproductiva son varias:
1. Los peces suelen congregarse en áreas específicas para desovar y reproducirse. Si se les captura durante este período, se reduce la presencia de peces adultos que podrían asegurar el éxito de la reproducción y la supervivencia de los individuos más jóvenes, asegurando a largo plazo su supervivencia.
2. Las especies que se protegen, deben reproducirse sin interferencias durante la veda, dando oportunidad para que se produzca una mayor cantidad de huevos y larvas, contribuyendo a la repoblación y regeneración de las especies.
3. Algunas especies como los peces juegan un papel importantísimo en los ecosistemas, regulando las poblaciones de otros organismos acuáticos y manteniendo el equilibrio del ecosistema. La sobrepesca durante el período reproductivo, podría alterar el equilibrio de otros ecosistemas acuáticos.
4. Las vedas reproductivas ofrecen beneficios económicos a largo plazo para el ecosistema, los pescadores y la industria pesquera, permitiendo a los ecosistemas recuperarse del esfuerzo pesquero y a los pescadores obtener ingresos sostenibles.
Resumiendo, las vedas reproductivas son esenciales para conservar y proteger las poblaciones de peces. Y no son dictaminadas de manera caprichosa, sino como consecuencia de una evaluación cuidadosa y evidencia científica, para ello los científicos han realizado diversas actividades previas:
1. Un seguimiento constante de las poblaciones de la especie en cuestión. Usando métodos como el muestreo de capturas, la observación directa en el campo o el análisis de datos de pesca.
2. Investigación y recopilación de información sobre la biología y el ciclo reproductivo de la especie en cuestión. Determinar la ubicación de áreas de reproducción, la temporada de reproducción, la edad y tamaño de madurez sexual, la fecundidad y otros aspectos relevantes para la reproducción de la especie.
3. Se evalúa si existe sobrepesca de la especie en cuestión, es decir, si la extracción de individuos supera su capacidad de reproducción y recuperación, lo que podría poner en riesgo la sostenibilidad de la población.
4. Se analizan los datos recopilados y se utilizan modelos matemáticos y estadísticos para comprender la dinámica de la población y las tendencias de reproducción. Esto ayuda a determinar el estado de la población y las necesidades de conservación.
5. Se consulta con biólogos marinos, ecólogos, pescadores, gestores de pesca y otras partes interesadas para recopilar información adicional y obtener diferentes perspectivas sobre la situación y las medidas de conservación necesarias.
6. Una vez que se ha determinado la necesidad de una veda reproductiva, se establecen las leyes y regulaciones correspondientes para implementarla. Esto implica definir las fechas y áreas de la veda, así como las restricciones de pesca específicas.
La decisión de permitir la pesca de una especie pelágica dentro de ciertas áreas, como las 5 millas náuticas, mientras se establece una veda para otros pescadores, podría considerarse como una estrategia de manejo específica que busca equilibrar la conservación de la especie y el sustento económico de los pescadores artesanales.
Sin embargo, el esfuerzo pesquero artesanal, que normalmente implica el uso de métodos de pesca tradicionales y de bajo impacto, no es tal, porque nuestra legislación considera como pescador artesanal a otros grupos de pescadores, que no necesariamente practican una pesquería de bajo impacto.
El concepto de pesca artesanal, está distorsionado en la legislación peruana, no solo por razones políticas, sino también por intereses específicos de grupos humanos que no son realmente pescadores artesanales.
Bajo la sombrilla de “pescadores artesanales” y dentro del marco de una normativa perversa, un importante grupo de pescadores practican la pesca de anchoveta, incluso durante los periodos de veda, a vista y paciencia de los pescadores industriales ultra regulados y de las autoridades pasajeras e ignorantes, con la excusa de que esa materia prima será dirigida al consumo humano directo (CHD), aunque parte de estas capturas terminan realmente en el CHD.
La normativa contiene un incentivo perverso para producir grandes volúmenes de harina de pescado ilegal, al permitir que los pescadores hagan sus faenas sin algún sistema de refrigeración o conservación, permitiendo un descarte desde la llegada al puerto del 40% de la materia prima capturada por “daño mecánico”, y otro porcentaje de descarte al llegar a planta; facilitando convenientemente el abastecimiento de diversas plantas de producción de harina de pescado residual, de re-aprovechamiento o simplemente terrenos donde se extiende la anchoveta para su secado al sol de forma ilegal.
Tan importante como resulta definir adecuadamente lo que es un “pescador artesanal”. Hoy que las vedas sean cumplidas, por todos los pescadores y no solo por un grupo; es imperativo.