Mafias e informalidad, una constante en la pesca artesanal
Autor: Francisco J. Miranda A. - Presidente de la J. Directiva de la ONG Oannes
miércoles 19 de julio de 2017
Doña Gisela, que se hace llamar Chaleco, empieza el día organizando a sus esbirros, luego el Negro Sala va al desembarcadero y dispone quien va a trabajar a las bodegas de las lanchas, coordinando cuantas cajas se “cutrearan” por embarcación. Por cada embarcación que trae 15 TM de pota, el Negro Sala levanta 20 cajas con pota, que sube a la cubierta, amenazando al patrón y tripulantes con fondearlos o darles una “chiquita si abren el hocico con la cutra”.
Esto es el día a día de un muelle o desembarcadero de pesca artesanal de muchos puertos y caletas en la costa peruana. Parece increíble, pero estos tipejos caminan casi siempre acompañados por el administrador del muelle, también amenazado o tal vez cómplice, robando la pesca delante de los vigilantes del establecimiento. Ellos no necesitan mostrar DNI cuando ingresan a las instalaciones del desembarcadero, ni tampoco los camiones frigoríficos, que “levantan” pesca robada, muestran documento alguno.
Los nombres son muchos y todos los que tienen “muelle” los conocen: hay compradores “cutreros” como: Luis, La Nata, Peche, Tyson. Y toda una corte de cínicos delincuentes que los sirven, incluso requisitoriados, como: La Negra Vanesa, la mas avezada. Y están también Gisela y otros tan sórdidos como: Judit, Ricky, Bartolo, Henry, etc. Muchas mujeres “regatonas” son mas machas que los demás y gobiernan además el muelle…todos les temen.
Últimamente la delincuencia ha disminuido ligeramente, porque la pesca cayo; pero la situación sigue siendo igual en el fondo, los bahías de las empresas artesanales o de pequeña escala, son objeto de peleas en los muelles de Chimbote, en La Puntilla, Ilo, Matarani y Paita. Y a todo esto agreguemos el constante robo de equipos que sufren las embarcaciones. La gran mayoría no tiene seguro, por tanto no puede recuperar ni parte del costo de los equipos y significan una gran perdida.
Esto en realidad es parte de un contexto social, donde la falta de educación, las drogas, la marginalidad y el desinterés por parte de las autoridades, se conjugan en un jugoso concentrado que define a la informalidad y dentro de la cual se camuflan diversas formas de delincuencia.
Trabajar ordenadamente, cumpliendo con la leyes y normas, ya sean de PRODUCE o de DICAPI; pagar impuestos, asegurar los barcos, brindarle cobertura de seguros contra accidentes a la tripulación y contar con sistemas de Control del Sistema Satelital, debería ser la norma. Pero no existe armador artesanal, que no se pregunte todos los días…o noches: ¿Y quien nos protege de todas estas mafias? ¿Que contraprestación a los impuestos brindan las autoridades? ¿Como estos sujetos pueden tener tanta impunidad? ¿Por qué la autoridad marítima no interviene?
Pero no es todo, existen otros aspectos también dramáticamente importantes; si regularizáramos administrativamente las embarcaciones artesanales y las de menor escala, dedicadas a la pesca de la Pota y Perico, bajaríamos al 80% de los tripulantes y dejaríamos desabastecido el mercado local e internacional. Existe un serio conflicto con la documentación de los tripulantes en general, cosa que es fácil de constatar en cualquier embarcación artesanal o de menor escala.
El 80% de los tripulantes no cuentan con Libreta de Embarque y el 85% de Patrones y Motoristas no tienen Titulo. Las Libretas existentes rotan entre los tripulantes para obtener el Zarpe, y una libreta “corre” por diversos puertos; es decir que la misma libreta es empleada para obtener diversos zarpes en Paita, Chimbote, La Puntilla, Ilo y Matarani; por que la autoridad marítima no las exige, confiando en lo que el zarpe dice.
La Dirección de Capitanías y Guardacostas de la MGP (DICAPI) sabe exactamente lo que esta pasando, pero dice que no puede hacer nada, por que es PRODUCE quien debe dictar la norma. Por ejemplo; para obtener una Libreta de Embarque se exige contar con un Certificado de haber seguido un curso de capacitación que dura entre 22 - 23 días, Certificados de Estudio de 5° año. Algunos de los tripulantes y patrones tienen mas de 20 años navegando y son mas que diestros nautas. ¿Pero quienes dictan estos cursos? Normalmente marinos en retiro. Así que no solo es un problema de PRODUCE, hay también una sutil influencia de la MGP.
Una amnistía de 3 o 6 meses para que los tripulantes regularicen su situación administrativa podría ser una solución. Y dando a algunos experimentados pescadores un trato preferencial, podrían seguir un cursillo en un fin de semana (3 días), sin la exigencia de los certificados de la secundaria, que permita una titulación y documentación masiva. Luego la exigencia de las normas podría volver a su curso normal o ser también mejorada con una escuela especial de pesca. Aunque ya tenemos el Centro de Entrenamiento Pesquero de Paita. La pesca y todas sus actividades portuarias, deben tener una mayor formalidad para no ser el refugio de delincuentes.
Esto es el día a día de un muelle o desembarcadero de pesca artesanal de muchos puertos y caletas en la costa peruana. Parece increíble, pero estos tipejos caminan casi siempre acompañados por el administrador del muelle, también amenazado o tal vez cómplice, robando la pesca delante de los vigilantes del establecimiento. Ellos no necesitan mostrar DNI cuando ingresan a las instalaciones del desembarcadero, ni tampoco los camiones frigoríficos, que “levantan” pesca robada, muestran documento alguno.
Los nombres son muchos y todos los que tienen “muelle” los conocen: hay compradores “cutreros” como: Luis, La Nata, Peche, Tyson. Y toda una corte de cínicos delincuentes que los sirven, incluso requisitoriados, como: La Negra Vanesa, la mas avezada. Y están también Gisela y otros tan sórdidos como: Judit, Ricky, Bartolo, Henry, etc. Muchas mujeres “regatonas” son mas machas que los demás y gobiernan además el muelle…todos les temen.
Últimamente la delincuencia ha disminuido ligeramente, porque la pesca cayo; pero la situación sigue siendo igual en el fondo, los bahías de las empresas artesanales o de pequeña escala, son objeto de peleas en los muelles de Chimbote, en La Puntilla, Ilo, Matarani y Paita. Y a todo esto agreguemos el constante robo de equipos que sufren las embarcaciones. La gran mayoría no tiene seguro, por tanto no puede recuperar ni parte del costo de los equipos y significan una gran perdida.
Esto en realidad es parte de un contexto social, donde la falta de educación, las drogas, la marginalidad y el desinterés por parte de las autoridades, se conjugan en un jugoso concentrado que define a la informalidad y dentro de la cual se camuflan diversas formas de delincuencia.
Trabajar ordenadamente, cumpliendo con la leyes y normas, ya sean de PRODUCE o de DICAPI; pagar impuestos, asegurar los barcos, brindarle cobertura de seguros contra accidentes a la tripulación y contar con sistemas de Control del Sistema Satelital, debería ser la norma. Pero no existe armador artesanal, que no se pregunte todos los días…o noches: ¿Y quien nos protege de todas estas mafias? ¿Que contraprestación a los impuestos brindan las autoridades? ¿Como estos sujetos pueden tener tanta impunidad? ¿Por qué la autoridad marítima no interviene?
Pero no es todo, existen otros aspectos también dramáticamente importantes; si regularizáramos administrativamente las embarcaciones artesanales y las de menor escala, dedicadas a la pesca de la Pota y Perico, bajaríamos al 80% de los tripulantes y dejaríamos desabastecido el mercado local e internacional. Existe un serio conflicto con la documentación de los tripulantes en general, cosa que es fácil de constatar en cualquier embarcación artesanal o de menor escala.
El 80% de los tripulantes no cuentan con Libreta de Embarque y el 85% de Patrones y Motoristas no tienen Titulo. Las Libretas existentes rotan entre los tripulantes para obtener el Zarpe, y una libreta “corre” por diversos puertos; es decir que la misma libreta es empleada para obtener diversos zarpes en Paita, Chimbote, La Puntilla, Ilo y Matarani; por que la autoridad marítima no las exige, confiando en lo que el zarpe dice.
La Dirección de Capitanías y Guardacostas de la MGP (DICAPI) sabe exactamente lo que esta pasando, pero dice que no puede hacer nada, por que es PRODUCE quien debe dictar la norma. Por ejemplo; para obtener una Libreta de Embarque se exige contar con un Certificado de haber seguido un curso de capacitación que dura entre 22 - 23 días, Certificados de Estudio de 5° año. Algunos de los tripulantes y patrones tienen mas de 20 años navegando y son mas que diestros nautas. ¿Pero quienes dictan estos cursos? Normalmente marinos en retiro. Así que no solo es un problema de PRODUCE, hay también una sutil influencia de la MGP.
Una amnistía de 3 o 6 meses para que los tripulantes regularicen su situación administrativa podría ser una solución. Y dando a algunos experimentados pescadores un trato preferencial, podrían seguir un cursillo en un fin de semana (3 días), sin la exigencia de los certificados de la secundaria, que permita una titulación y documentación masiva. Luego la exigencia de las normas podría volver a su curso normal o ser también mejorada con una escuela especial de pesca. Aunque ya tenemos el Centro de Entrenamiento Pesquero de Paita. La pesca y todas sus actividades portuarias, deben tener una mayor formalidad para no ser el refugio de delincuentes.