¿Solamente cuenta la cuota que dispone Produce?

Autor: Cesar Cordova Ponce

lunes 30 de enero de 2012


En los últimos años, la preservación de la biomasa de anchoveta, está sujeta a la asignación de cuotas de captura que PRODUCE dispone para cada temporada de pesca. En la última disposición, se acompañó inclusive el informe técnico del IMARPE para demostrar las bases científicas en las que se sostiene la norma.

Lamentablemente, la cuota que se asigna cada año (que se promedia en 6 millones de toneladas), se ha limitado a satisfacer solamente las necesidades de la pesquería de anchoveta, que muchas veces responde a presiones de poderosos intereses del sector y no obligatoriamente a un criterio técnico y razonable que garantice la sostenibilidad del recurso.

Pocos se detienen a pensar en la cuota que necesita la naturaleza para el equilibrio del ecosistema marino, entendiendo que este pequeño pez es el eslabón principal en su cadena alimenticia. Esta cuota debe considerar una gran parte para su reproducción que compense a la biomasa de la enorme merma que supone la extracción de 6 millones de toneladas y otra para los depredadores que sin ella se condenarían a una inexorable extinción.

En esta línea están la caballa, el jurel, la lisa, corvina, lenguado, chita, etc. es decir especies que van tanto a las mesas populares, como las que se utilizan en los platos bandera de nuestro país como el cebiche y que debido al boom gastronómico actual han visto acrecentar su demanda.

A esta merma a la que se expone la biomasa de anchoveta, se une la actividad desordenada de la pesca artesanal que no está sujeta a cuotas, con naves que no están debidamente registradas ni controladas y un corrompido sistema que en teoría destina la anchoveta a programas alimentarios o a la producción de conservas, pero que en la práctica se va para plantas “arregladas” de harina de pescado.

Otra cuota “en la sombra” y sin registro es la que extraen naves que basándose en irregulares medidas cautelares que dictan corruptos jueces, pescan lo que quieren sin ningún impedimento.

Junto a ellas, con la misma voracidad por este recurso, están las embarcaciones que han invadido las 5 millas con el disfraz de “artesanales”. En este sector se mueven insaciables industriales harineros, que con el dinero obtenido por esta ilícita actividad de la “harina negra” derriban toda valla legal o impedimento que tengan enfrente.

En Ancash, esta actividad corrupta se ha vuelto escandalosamente evidente: Naves irregulares con funcionarios regionales que se hacen de la vista gorda y lucran con el permiso de pesca que ilegalmente les otorgan y fábricas arregladas que reciben la anchoveta a cualquier hora del día por unos cuantos dólares que entregan a malas autoridades, las cuales ante la prensa adoptan poses “fiscalizadoras y vigilantes”.

No es tan cierto entonces que la cuota que dispone PRODUCE para la extracción de anchoveta, sea la única merma a la que se expone su biomasa y eso lo reconoce la propia bióloga Patricia Majluf del IMARPE al manifestar su preocupación por el descontrol en la pesca artesanal, la falta de control en las descargas en el sector industrial y la escasez de las especies marinas que demanda cada vez más la gastronomía nacional.

Por esta razón, hay dos factores que no se están tomando en cuenta para la preservación de este preciado recurso: Uno de ellos es respetar la cuota de anchoveta que necesita la naturaleza y el otro factor no depende de una decisión técnica, sino de la voluntad política del gobierno de Ollanta Humala para acabar con la corrupción instalada en el sector, que ha generado la sub descarga en la pesca industrial y que la pesca artesanal se haya convertido en una puerta abierta para la depredación y el ilegal negocio de la “harina negra”.