QUE ES LO QUE FALTA EN LA PESQUERIA PERUANA.

Autor: Marcos Kisner Bueno

sábado 21 de mayo de 2005

El análisis del siguiente texto de un informe de la FAO sobre la pesca y la acuicultura nos da una pista del elemento faltante en la pesquería en el Perú:

"El Plan de acción podría construirse sobre la base de los principios siguientes:

Sostenibilidad y seguridad. Los Estados demostrarían su empeño en el desarrollo sostenible de los recursos pesqueros y de la pesca facilitando, entre otras cosas, la mejor información posible sobre la situación y tendencias de la pesca dentro de sus jurisdicciones y en las pesquerías de otras zonas en las que participan.

Los mejores datos científicos. Los Estados tratarían de mejorar sus procedimientos de recogida, compilación y difusión de los mejores datos científicos disponibles sobre las características y realización de la pesca, incluyendo información ambiental y socioeconómica, de conformidad con lo acordado en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar.

Participación y cooperación. Los Estados adoptarían mecanismos para incluir a todos los participantes pertinentes en la preparación, análisis y presentación de la información pesquera, especialmente los pescadores, los gobiernos y las ONG. Los Estados cooperarían con otros Estados para elaborar y mantener dicha información pesquera directamente o por medio de las organizaciones o acuerdos pesqueros regionales, según proceda.

Objetividad y transparencia. Los Estados, individualmente y por medio de las organizaciones pesqueras regionales y la FAO, prepararían y difundirían información pesquera de forma objetiva, teniendo en cuenta los mejores datos científicos disponibles (incluyendo la incertidumbre), el enfoque precautorio y las obligaciones nacionales e internacionales relacionadas con el mismo, y aplicando criterios de calidad y protocolos de garantía de calidad. El Plan de acción se aplicaría de forma transparente de conformidad con el Artículo 6.13 del Código de Conducta para la pesca responsable".

"Se está preparando en la FAO un mecanismo para comparar e intercambiar información pesquera, incluyendo informes sobre situación y tendencias, que podría servir como vehículo fundamental para la aplicación del Plan de acción. La FAO está realizando un esfuerzo importante para desarrollar un Sistema Mundial de Información sobre la Pesca (FIGIS) que facilitará el intercambio de información pesquera desde una amplia variedad de sectores: estadísticas de pesca, especies explotadas, recursos pesqueros y poblaciones ícticas, las mismas pesquerías, métodos de pesca, flotas pesqueras, elaboración del pescado y su inocuidad, mercadeo y comercio del pescado, introducciones de especies y enfermedades de los peces. Se diseñará el sistema de información de tal modo que se presente toda su complejidad de forma simplificada mediante canales de navegación lógicos. El FIGIS no será sólo un sistema de difusión, sino también un medio para que los asociados aporten información. La información se intercambiará con arreglo a las disposiciones especificadas en los acuerdos de asociación en que participen la FAO, organizaciones pesqueras regionales y centros nacionales de excelencia, y utilizando protocolos convenidos. De esta forma, la novedad principal será la recolección y síntesis más sistemáticas y transparentes de la información obtenida desde la escala nacional y regional hasta la mundial, dando a los usuarios la posibilidad de acceder a una gama de información mucho más completa. Otro de los principales objetivos y beneficios de este enfoque será la síntesis sobre la situación mundial de los recursos pesqueros marinos. La FAO tiene la importante responsabilidad de apoyar la creación de capacidad en los países en desarrollo para que los usuarios tengan acceso a los sistemas de información y conocimientos, incluido el FIGIS, los utilicen y contribuyan a ellos".

Es manifiesto que la ordenación pesquera eficaz, tanto en las etapas de adopción de políticas como de aplicación, depende decisivamente del consenso y la participación, así como de la utilización de información objetiva y fiable sobre la situación y tendencias de la pesca.

Considerando el antecedente descrito, que pone en evidencia la existencia de una corriente de opinión mundial sobre la necesidad de tener políticas integradas sobre el manejo de los recursos pesqueros, que respondan a un criterio de planeamiento y control, y siendo evidente que el Perú carece de una política de esta naturaleza, se hace necesario diseñar un proyecto nacional para la pesquería peruana, que establezca un marco legal base para el desarrollo y sostenimiento de la misma, cuya existencia es de una necesidad imperativa. Esta base legal, y el desarrollo de las normas subordinadas crearían la confianza necesaria para la inversión y el desarrollo de las actividades de la extracción, procesamiento y comercialización de la pesca para los próximos años.

Existiendo este marco de estabilidad jurídica y de continuidad en el desarrollo de un proyecto de largo plazo, pueden crearse las condiciones de confianza necesarias para presentar en el tiempo una pesquería eficiente, rentable, selectiva y conservadora de los recursos pesqueros.

La sugerencia es como primera tarea, diseñar un Proyecto Nacional para la Pesquería Peruana, que termine generando una política pesquera para el corto, mediano y largo plazo.

La finalidad de desarrollar una pesquería sostenible y diversificada en el tiempo no solamente es la generación de riqueza y recuperación de inversión, sino además la alimentación de la población, que se refleja en mejores condiciones para asimilar una buena educación. Tambien la posibilidad de aportar con tributos al desarrollo del Estado, y finalmente asegurar la existencia y crecimiento de puestos de trabajo. Un trabajo digno y sostenible en el tiempo, con riesgos mínimos de que desaparezcan debido a coyunturas de mercado o fenómenos naturales.

La labor de diagnóstico y desarrollo de un proyecto nacional no podrá darse sino es dentro de un marco de diálogo, de concertación y de voluntad por querer hacer lo que ya es impostergable hacer. Los esfuerzos privados individuales por sobrevivir o crecer, podrían quedar diluidos en el pantano de una ausencia de políticas claras y coherentes en el tiempo. Los cambios de equipo en el aparato del Estado también son un factor de riesgo para la inversión, a menos que exista la base legal que asegure la continuidad de los planes, por encima de las personas.

Una industria que no puede planificar y proyectarse para el mediano y largo plazo, está condenada a sufrir una serie de altibajos y reveses que puede poner en riesgo su misma existencia.
No se puede planificar solamente desde el punto de vista del industrial. Esta planificación tiene que tener el respaldo de una política coherente y concordante con el desarrollo de la industria. Si las reglas de juego, o sea las bases legales, cambian en el tiempo, afectarán necesariamente a la industria.

Pero, adicionalmente en la pesca, existe el elemento aleatorio de la misma. No es sencillo predecir el comportamiento de la naturaleza, el cual afecta a la biomasa de las especies. Por lo tanto, una industria pesquera debe contar con el mejor soporte científico posible, para lo cual en nuestro caso el Imarpe debe ser independizado y potenciado al máximo, y a la vez debe buscarse la mejor cooperación técnica internacional para mejorar y perfeccionar la información científica que proveerá elementos de juicio lo más exactos posibles para el planeamiento de las operaciones de extracción y producción.

Por otro lado, la información científica debe ser apoyada por la búsqueda y/o creación de nuevos mercados para las especies que posee nuestro mar, lo que implica una labor de mercadeo que debe ser lo más eficiente posible y apoyada no solamente por organismos del Estado como Prompex y la Cancillería, sino por organismos internacionales también.

Para el empresario pesquero que aún sobrevive y para el que vendrá, la única receta válida es la diversificación y la producción del mayor valor agregado posible. Una empresa dedicada a esta actividad tiene que tener un permanente fondo de reservas para enfrentar temporadas malas, que inevitablemente vendrán, y además un extraordinario sentido de la austeridad y altos índices de eficiencia.

La participación de un equipo humano eficiente, bien tratado, justamente remunerado y debidamente escuchado, es parte de los factores que contribuyen al éxito de una empresa pesquera.
Un gerente que tenga cualidades de líder dirigiendo a un equipo humano optimista, contento, productivo y con fe en su empresa, obrará maravillas en un sector tan difícil como el pesquero.

Producir lo más que se pueda no significa agotar el recurso lo más pronto posible, sino diversificarse al máximo, asegurando la sostenibilidad de los recursos que explota, y asegurando una producción sostenida todo el año, minimizando el efecto de las vedas reproductivas de algunas de las especies que captura y/o procesa.

Dentro de esta cadena, la flota artesanal del país representa el primer eslabón en la cadena del abastecimiento de materia prima, y los precios que recibe por la misma deben ser justos y dignos. Lo cual se lograría si el producto final tiene un valor agregado alto, si su precio internacional compite lealmente, y si el empresario reconoce el precio justo y los sueldos justos también.

La armonía en toda la cadena de la pesca puede significar para el país una bonanza creciente, un empleo permanente y en crecimiento, una mejor alimentación, una protección del recurso y del medio ambiente, y una atmósfera sana y atractiva para la inversión extranjera que traerá modernización al sector.

El futuro pertenecerá a las empresas que sepan enfrentar el reto de la diversificación. Pero así mismo dependerá de su capacidad para enfrentar el reto de la institucionalización, de la unificación de gremios y de la concertación con el Estado a través de una Institución seria, y de gran capacidad de planificación.

A los fríos ojos de la Naturaleza, como alguna vez escribió Alexis Carrell, no somos más que una especie en apuros. Y al igual que los dinosaurios, sucumbiremos si somos incapaces de adaptarnos al cambio.

El sentimiento de las empresas del sector, hoy en día, debiera ser la autocrítica conciente de cuáles son las responsabilidades propias, cuáles fueron sus errores, y cuales son sus alternativas.

Y el sentimiento del Estado, de igual manera, debiera ser una autocrítica despersonalizada y sincera por encontrar cuáles fueron sus fallas que contribuyeron a generar la crisis actual. Si ambos no aprenden de sus errores y toman decisiones en busca de soluciones, el sector está condenado. El apasionamiento y el calor del debate, no constituyen el mejor escenario para el diagnóstico de la enfermedad. Ni mucho menos para su cura.

Un defecto del sistema radica en la practica de dictar normas, y políticas desde arriba hacia abajo. El defecto radica en que el administrador, el funcionario publico, dicta normas basado en un conocimiento parcial o imperfecto de la realidad. Un equipo de personas con formación profesional y capacidad, que dicta las reglas de juego, es incompleto porque por la misma naturaleza de las funciones del mismo, no es un protagonista directo en la actividad a la cual esta dictándole normas. Lo cual es lógico y natural.

La forma más viable de dictar reglas es mediante un dialogo, mediante una concertación entre ese equipo de funcionarios y los protagonistas del proceso extractivo, industrial y comercial. Lo que significa que los verdaderos expertos en el proceso, los que están en el día a día y que conocen la problemática integral de su negocio tienen que tener la posibilidad de exponer su realidad y proponer las normas que estiman mas sanas y adecuadas a esa realidad. Entonces, el funcionario del Estado puede sumar su propia experiencia y capacidad a esa experiencia con el objeto de legislar o normar las reglas de juego que deberán regir el desarrollo del área.

Es verdad que eventualmente se pide la opinión de algunos gremios de los más representativos, o la de algunas empresas, generalmente las más importantes desde el punto de vista económico; pero esto no es suficiente, porque además de ser algo eventual, resulta ser tan parcial, que le resta verdadera objetividad.

Y en algunos casos las empresas también comenten el mismo error, cuando las políticas de la misma son dictadas en base a criterios meramente económicos o financieros, sin tener en cuenta la realidad del sector y su problemática del día a día.