Mas alla de las 5 millas y de las cuotas de pesca

Autor: Marcos Kisner Bueno

sábado 6 de enero de 2007

MÁS ALLA DE LAS 5 MILLAS Y DE LAS CUOTAS DE PESCA

Enfrascados y distraídos en el tema de las cuotas de pesca para anchoveta, hemos llegado al extremo de escuchar la palabra negociación en lugar de aplicación de la ley.

Observamos una política que privilegia la negociación con 11 a 18 empresas que son las principales productoras y exportadoras de harina de pescado, como si no existiesen más actores en el tema de la pesquería nacional. Observamos a una autoridad que no se ubica en la realidad y evade la responsabilidad y labor del Estado, abdicando de su responsabilidad ante los pobladores costeros del Perú, y relegando a la sociedad civil a la condición de convidada de piedra en las decisiones que se toman sobre su futuro.

En esta distracción de los temas de fondo hay muchísimos aspectos que quedan fuera del análisis y relegados a segundo o tercer plano.

No se habla de la contaminación ni de ningún esfuerzo concreto para detenerla ni para empezar la limpieza de las bahías.

La discusión sobre las 5 millas esta fuera de lugar. Si se aplicase la ley en todo su rigor, este tema no debería ser objeto de comentario ni de reclamo. Con esto perdemos de vista, por ejemplo, que:

Una embarcación cerquera de 200 TM posee una red con una altura de aproximadamente 50 brazas, o sea alrededor de 90 metros. Una embarcación mayor tendrá una red de mayor altura. Esto significa que al tender el cerco, este cae 90 metros hacia el fondo. Mas allá del termino 5 millas, deberíamos analizar que independientemente de la distancia hasta la costa, si la batimetría de la zona indica que el fondo marino esta a 50 brazas o a una profundidad igual o un poco menor que la altura de la red, esta tocara el fondo impactando sobre el bentos de la zona. Por tanto el impacto será bastante similar al que produce la red de arrastre de fondo.

Por tanto, además del impacto que causa la extracción de anchoveta sobre el resto de especies, la flota de cerco también podría estar causando impacto sobre los fondos marinos, dado que no hay regulaciones que controlen la captura en relación no solo con la distancia hacia la costa, sino con la profundidad y la altura de la red. Esto debiera regularse para mitigar los daños al fondo marino y evitar la destrucción del bentos.

El hecho es que hoy hay menos peces que antes. El hecho es que la pesca de otras especies que no sean anchoveta ha disminuido a niveles alarmantes, sin que medie explicación oficial. Ya no hay meros, corvinas, congrios, cabrillas, etc. como antes.
Los pescadores artesanales, que antes capturaban estas y otras especias a poca distancia de sus poblaciones hoy se han visto obligados por la necesidad, a convertirse en pescadores de altura. Pescadores de altura sin tener la preparación ni el equipamiento apropiado que se aventuran a veces hasta las 200 millas en busca de especies sustitutas a su pesquería tradicional, como el perico. El cual dicho sea de paso, se empieza a capturar aun cuando su talla es pequeña. No hay control al respecto.

Los buzos artesanales vienen sufriendo cada vez mas accidentes y aumenta su índice de mortalidad porque se ven obligados a sumergirse cada vez mas profundo sin tener equipamiento ni soporte apropiado.

La verdad es que dentro de las 5 millas solo hay pota y calamar, y no en forma constante. Los volúmenes que antes existían de otras especies ya no son los mismos. Ya no es rentable pretender vivir de su captura.

Este es el escenario de vida del poblador costero. Una ilusión de pesca de anchoveta que no les genera empleo mas allá de 60 días al año, forzándolos a convertirse en supervivientes laborando en cualquier empleo temporal. Perdidas más frecuentes de embarcaciones porque los escasos días de pesca restan práctica y destreza a los patrones.

Sin embargo, el eje central de la discusión gira alrededor de las necesidades y problemática de no más de 20 empresas. La autoridad no considera en su agenda al poblador costero dedicado a la pesca ni al poblador costero que no dedicado a esta actividad y que también se ve afectado indirectamente, tanto por la contaminación con la cual se le ha obligado a convivir, como por los efectos económicos y laborales de una pesca temporal y aleatoria que ya no es una fuente constante de ingresos directos ni indirectos.