La gestion pesquera, la verdad y la dificultad

Autor: Marcos Kisner Bueno

jueves 27 de julio de 2006


La gestión de los recursos pesqueros

La Verdad

Durante años se ha tergiversado la información al país sobre una supuesta bonanza pesquera, que en la práctica solo benefició a un puñado de personas, causando un serio daño al ambiente y al ecosistema marino de Humboldt.

Durante años los medios de comunicación fueron silenciosos espectadores de una extracción de nuestros recursos pesqueros que no benefició a los pobladores mas necesitados del país, ni a la Nación misma.

Durante años la conducción política del país hizo oídos sordos y ojos ciegos a la explotación de nuestros recursos pesqueros, privilegiando a un grupo de empresarios que de una u otra forma manejaron a su antojo y conveniencia el sector, y crearon las condiciones para la aparición de un sistema inadecuado e injusto en el otorgamiento de licencias, control de la pesca, demoras en la aplicación de medidas de protección y conservación del ambiente, y lo más grave: una contribución pobre al país en impuesto a la renta y derechos de pesca.

Durante años se postergó la alimentación nacional favoreciendo la exportación de harina de pescado, y ahora se pretende mostrar una figura de generosidad regalando pescado en apoyo a los programas sociales del nuevo gobierno, cuando ese pescado que ha generado algunas fortunas le corresponde por derecho propio al pueblo peruano.

Le corresponde a la Nación una participación equitativa en los beneficios económicos derivados de la industria de harina de pescado. No a través de caridad para atender programas sociales.
Solo por mencionar un ejemplo que puede ser emblemático: La descontaminación y limpieza de la bahía del Ferrol en Chimbote, según los cálculos más optimistas, costaría unos 600 millones de dólares. Aún suponiendo que la industria pesquera tenga tan solo un 50% de responsabilidad, lo que supondrían 300 millones de dólares…¿quién va a pagarlos para recuperar la bahía y la calidad de vida de la población de Chimbote? ….¿El Estado?.....¿Con que recursos si la contribución tributaria del sector no llega a esa cifra en los últimos 5 años? Y además…los impuestos del sector… ¿tendrían que ser gastados en limpiar y descontaminar lo que el provoca?


La pregunta subsiste: bajo las perspectivas reales de la contaminación, el daño al ecosistema, el escaso beneficio para el país procedente de la recaudación tributaria…¿cuál es el real beneficio para el país que representa esta industria?

Descontando a la pequeña población laboral a la que da empleo directo y a los sectores que da empleo indirecto…el país en su conjunto ¿recibe más beneficios que daños por la actividad industrial de la harina de pescado?

¿Tendría el país que asumir el costo de limpiar y descontaminar lo que una industria que ha lucrado con dicho negocio ha contaminado y ensuciado?


Porque si el país tiene que hacerlo, estamos ante una situación de privilegio y favoritismo que la Sociedad no debe permitir. La industria de la harina de pescado debe limpiar y descontaminar aquellas áreas que ha afectado con su actividad, eliminar el vertido de contaminantes al mar, pagar derechos de pesca adecuados, reducir la cuota de captura de anchoveta a niveles que no pongan en riesgo la estabilidad del ecosistema, y contribuir más significativamente con el impuesto a la renta. Solo así podría ser considerada una actividad beneficiosa para el país, y moralmente válida.

Esta situación debe provocar indignación y movilización social para exigir ordenamiento y justicia en la distribución de la riqueza proveniente de recursos naturales que son patrimonio de la nación.

No se puede ofender al pueblo peruano ofreciendo caridad en lugar de participación en la renta generada por la bonanza de la industria de harina de pescado. No se puede ofender la inteligencia y la dignidad del país ofreciendo pescado para apoyar programas sociales del gobierno, cuando lo que corresponde es una mayor participación de la renta del negocio.

La sociedad no puede seguir permaneciendo indiferente ante una situación de flagrante inequidad. El país no puede olvidar el mensaje de las elecciones pasadas procedente de las poblaciones del sur del país, cansadas de un sistema que privilegia a unos pocos y olvida a las mayorías.



El recurso

Los océanos parecían una fuente inagotable de recursos hasta hace algún tiempo. Esto ya no es así. Una especie tras otra está entrando en crisis al hacerse crónica la sobreexplotación de la pesca en la mayor parte de los mares. En el mar peruano la explotación irracional de la anchoveta para reducirla en harina está yendo por ese camino, no solo en cuanto a sí misma, sino también por los efectos de la reducción de alimento para otras especies de consumo humano que se alimentan de ella.

Los peces constituyen un recurso natural, biológico, móvil y renovable. Su reproducción no requiere la intervención humana ni implica ningún costo. Sin embargo las poblaciones se desplazan sin control y, en algunos casos, emigran a grandes distancias. Por otra parte, no es posible apoderarse de un pez si no se ha capturado previamente y, de la misma forma, cada pez capturado deja de estar disponible para el resto de los pescadores, con lo que cada pescador se ve afectado por la actividad de los demás.

Esta dependencia y vulnerabilidad respecto de las actividades de los demás es inevitable. Las poblaciones de peces siguen considerándose un recurso común, que forma parte de un patrimonio común por lo que deben gestionarse colectivamente.

Para garantizar una pesca compatible con el medio ambiente hay que tener en cuenta no sólo las cantidades de peces capturados, sino también sus especies y tamaños, las técnicas de captura utilizadas y las zonas en las que se ejerce la pesca. Y por supuesto los efectos de una población de peces sobre otras poblaciones de peces, aves y mamíferos.

Por consiguiente, si queremos trasmitir esta herencia a las generaciones futuras hay que concebir las políticas de forma que regulen el volumen de pesca en relación a la conservación del ecosistema, y los tipos de técnicas y artes de pesca utilizados para la captura de los peces.

La abundancia de las poblaciones varía de año en año en función de factores que aún no se conocen suficientemente. La construcción de nuevas embarcaciones con el despliegue tecnológico en el ámbito de la electrónica o de los artes de pesca requiere una considerable inversión de capital. No obstante, una vez construida, una embarcación puede permanecer activa durante mucho tiempo y los inversionistas desean pescar para pagar los créditos contraídos. Al mismo tiempo, la flota debe modernizarse continuamente si se desea que sea competitiva y que se mejoren las condiciones de seguridad e higiene.


Por otra parte, el sector pesquero necesita instalaciones portuarias para los desembarques y el mantenimiento de las embarcaciones, instalaciones de descarga y tratamiento de pescado que pueden estar sujetas a condiciones de higiene aún más estrictas. El sector de captura no puede sobrevivir sin inversiones en estos otros sectores.


La pesca está sujeta, en primer lugar, a la disponibilidad de los recursos. Sin embargo, la existencia de demasiadas embarcaciones conduce a la sobreexplotación y la disminución de las poblaciones. La adaptación de la flota pesquera a un tamaño adecuado debe ser un objetivo fundamental de la política pesquera.

La pesca tiene repercusiones medioambientales inmediatas en las poblaciones comerciales de peces, crustáceos y moluscos capturadas, pero los artes de pesca afectan también a aves, mamíferos marinos, reptiles (tortugas) y organismos que viven en el fondo del mar. Por este motivo, se debe controlar y promover el uso de artes de pesca selectivos.

La extracción con incidencia en las poblaciones de peces abundantes, no sólo repercuten en las especies que se pescan sino también en sus depredadores (los peces que se alimentan de ellas), en las especies que compiten con ellas y en sus presas (las poblaciones de las que las especies que se pescan extraen su alimento).

Algunos hábitats son más vulnerables a algunos artes de pesca. Así, por ejemplo, la destrucción de las plantas y animales que viven en el fondo del mar y que constituyen un medio favorable para el desarrollo de numerosos organismos podría tener efectos graves en tales organismos.
Esta situación nos debe conducir a reordenar el modelo de gestión, si queremos lograr el desarrollo de una pesquería sustentable.

La anchoveta constituye un recurso renovable. Es un recurso natural en el cual su utilización produce su destrucción. Se debe producir la regeneración del mismo según un mecanismo de base biológica. La tasa de regeneración debe ser la óptima. Esto permite que su utilización en el proceso productivo de harina no lleve a una disminución total ni peligrosa del stock de la misma.

Esto es válido sólo si la tasa de extracción o explotación es menor a la tasa de regeneración natural del recurso. Y sin olvidar que otras especies dependen de la anchoveta para su alimentación y supervivencia, por lo que debe calcularse el volumen necesario a ser reservado para este propóito..




El concepto de desarrollo sustentable

La primera función del medio ambiente es la de proveer recursos naturales (insumos) al sistema productivo. Dependiendo de la tasa de explotación que se emplea, el stock de recursos naturales se altera. En el caso de los recursos naturales renovables, como la anchoveta, cualquier tasa de explotación que sea inferior a la tasa de regeneración permitirá que éste aumente, y viceversa. En todo caso, cualquier nivel de explotación reduce el stock.

El concepto de desarrollo sustentable, busca armonizar el crecimiento económico con el medio ambiente. La sustentabilidad significa la utilización de no más del incremento anual de los recursos, con lo que se evita reducir el stock físico. También se define el desarrollo sustentable como la capacidad de satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad que tendrán las generaciones futuras de satisfacer sus propias necesidades. Específicamente, se considera que el desarrollo sustentable implica límites tomados desde un enfoque ecosistémico.

Esta concepción de desarrollo sustentable supone la intervención del Estado, ya que el mercado no es capaz de proteger la calidad del medio ambiente ni la conservación del ecosistema, en contraposición a la postura que señala que el mercado se debe mantener y que la intervención estatal debe ser limitada.

Los recursos renovables se deben utilizar de tal forma que la tasa de explotación no sea mayor que la tasa natural de regeneración.

También se debe advertir que los recursos naturales y la capacidad de asimilación del medio ambiente, son tan importantes que si no existieran, no se podría hablar de desarrollo sustentable por mucho tiempo. Por lo tanto, si queremos lograr un desarrollo sustentable no se deben disminuir los recursos renovables y la capacidad de asimilación del medio ambiente.

El conocimiento que tenemos del medio ambiente y del ecosistema marino de Humboldt es precario. Por ello, existe incertidumbre respecto del rol que tiene en el soporte y sostenimiento de un sistema productivo monoespecífico como el basado en la producción de harina en base a la anchoveta. Si existiera la suficiente claridad científica respecto de cómo funciona el ecosistema, la tasa anual de captura sería fijada razonablemente para no perjudicar a las especies predadoras de la anchoveta. Sin embargo, la realidad no es así.

Cada vez que se toma una decisión respecto del manejo o explotación de un recurso, se ha tomado una decisión que afecta el medio ambiente en forma irreversible, ya que tal vez podemos sustituir las especies explotadas, pero no somos capaces de restituir el ecosistema que existía. La desaparición de la sardina es un ejemplo de ello.

Cuando se está frente a proyectos económicos como la producción de harina de pescado, que tienen consecuencias irreversibles, la investigación y la opinión científica constituyen elementos imprescindibles. La decisión de no invertir o de reducir la inversión se puede ejecutar, dejando libre la posibilidad de invertir en otro negocio. Lo aconsejable es el criterio prudencial cuando se busca el desarrollo sustentable de una pesquería.

La alta dependencia de la anchoveta como materia prima para su reducción en harina, lleva a que el sector se vea muy afectado por las condiciones adversas que afectan tanto al recurso como a la economía internacional, teniendo muy poca capacidad de respuesta pues además es una pesquería monoespecífica. Si buscamos alcanzar un desarrollo sustentable se debiera mantener un stock de capital natural mayor, lo que permite una mayor resistencia a los shocks, como un fenómeno El Niño.

Las futuras generaciones también tienen el derecho de disfrutar y utilizar el stock de peces disponible en la actualidad. Esta consideración de equidad intergeneracional nos conduce a la necesidad de mantener el stock de recursos para lograr la justicia entre diferentes generaciones.


Los gastos de “protección” y de “reparación” del medio ambiente no están siendo tratados satisfactoriamente Los gastos de “protección” o “reparación” del medio ambiente se refieren a todos aquellos gastos en que incurren tanto el Estado y la población, así como las empresas, para paliar los efectos negativos provocados por la contaminación del medio ambiente y la destrucción de los recursos naturales. Estos gastos de protección corresponden a un costo intermedio del proceso productivo, ya que son gastos necesarios para recuperar la capacidad del medio ambiente y del ecosistema como soporte de la vida. Hasta el momento no se repara totalmente los efectos contaminantes sobre el medio ambiente producidos en las bahías donde se produce harina de pescado. Ni tampoco los producidos por la flota pesquera que arroja todos sus residuos oleosos y aguas sucias al mar, ignorando las disposiciones contenidas en el Marpol.


En el actual sistema de información y contabilidad nacional, no se mide la contaminación ni el impacto sobre el ecosistema. Las demandas para desarrollar actividades de descontaminación y recuperación de poblaciones no se miden. El PBI no permite visualizar adecuadamente las dificultades y complicaciones que presentan la contaminación medioambiental y el agotamiento de los recursos naturales sobre los niveles de bienestar de los pobladores del país. No se considera la degradación del medio ambiente

La sobreexplotación de los recursos renovables, incluido el medio ambiente, y la cantidad de residuos generados por la actividad económica por sobre la capacidad de asimilación del medio ambiente, afectan la posibilidad de un crecimiento sustentable en el tiempo.

El actual sistema de medición del PBI no toma en cuenta los efectos negativos que tiene la degradación del ambiente en las posibilidades de crecimiento futuro. Por lo tanto, si buscamos corregir esta limitación, se deben cuantificar las externalidades negativas generadas por las actividades económicas contaminantes, lo que lleva a ajustar hacia abajo el PBI en el futuro. La solución podría ser contabilizar la degradación del ambiente como una depreciación del capital fijo o una disminución del stock, lo que nos lleva al problema de cómo lograr una adecuada valoración monetaria de estos efectos, ya que es bastante difícil determinar con exactitud la importancia económica de todas las interrelaciones de las funciones que desempeña el ambiente.

Los indicadores macroeconómicos actuales no facilitan una política de optimización en el uso de los recursos naturales La información y los indicadores que se derivan de la contabilidad nacional, permiten un adecuado registro del desempeño económico del país, pero no dicen nada respecto a los criterios de máxima renta económica y de uso óptimo y eficiente del stock de capital natural. Por lo tanto, no permite orientar la política macroeconómica hacia el objetivo de asignar óptima y eficientemente los recursos pesqueros.



La dificultad

Las principales dificultades en la gestión de los recursos pesqueros es que son de propiedad común y de libre acceso, y la incertidumbre que caracteriza su gestión.

Los recursos naturales que se definen como de propiedad común, son aquellos que no son exclusivamente controlados por un agente o grupo de agentes. Por lo tanto, si el acceso a estos recursos no es restringido, los recursos pueden ser explotados por el primero que llegue a ellos, llevando a una situación de sobreexplotación y, en el extremo, a su agotamiento. En esta categoría de bienes se encuentran la anchoveta.

En el caso de los recursos pesqueros el hecho de que sean de propiedad común y de libre acceso, lleva a que se destinen demasiados recursos a la actividad pesquera y sucede que se llega a un punto en que la actividad se ve afectada por un exceso de pesca, poniéndose en peligro la existencia de la especie. Por lo tanto, desde el punto de vista económico se genera una ineficiente asignación de los recursos y desde el punto de vista biológico, se tiende a la sobreexplotación de la especie.

Esto se produce porque a medida que se incorporan más pescadores a esta actividad, el esfuerzo de pesca de cada uno rendirá menos debido a que la cantidad de peces disponible se ha reducido. Esto lleva a que si cada pescador quiere mantener los niveles de ingreso monetario constante deberá ejercer un esfuerzo cada vez mayor, por ejemplo, dedicando más horas a la actividad, aumentando los aparejos, o simplemente yendo cada vez más lejos para obtener la misma producción.

La entrada de nuevos pescadores a la actividad se detiene, cuando los beneficios desaparecen; es decir, nos encontramos con un grupo de pescadores en donde ninguno de los cuales ha aprovechado los beneficios económicos de la actividad. La disipación del beneficio es el resultado clásico en la explotación de los recursos de propiedad común. El hecho de que al aumentar el número de botes, esfuerzo de pesca, disminuya el rendimiento promedio de los botes anteriores, se debe a la disminución de la densidad de peces en el área. Un bote adicional pesca algo de lo que hubieran pescado los botes anteriores. Esta situación provoca una divergencia entre el interés privado y el interés de la sociedad.

Desde el punto de vista privado conviene un bote adicional si el ingreso marginal es mayor que el costo marginal. Desde el punto de vista social conviene un bote adicional, si el ingreso marginal privado menos la disminución de los ingresos del resto de los botes superan a los costos marginales. Pero en el caso de la anchoveta peruana, estamos frente a una carrera no solo por capturar lo más que se pueda en el menor tiempo posible, sino por introducir más embarcaciones y dotarlas de mayor tecnología para hacer más eficiente la captura. Olvidando que el recurso no solamente no es el mismo, sino que tiende a disminuir precisamente por el exceso de presión sobre el mismo. El armador no está actuando en consecuencia, por lo cual compete al Estado tomar las medidas regulatorias necesarias.

Finalmente, en la explotación de los recursos de propiedad común en los que existe libre acceso, no hay ningún incentivo para que los pescadores actúen de forma de no agotar el recurso, porque si un pescador dejara de pescar para que el número de peces aumente, será otro pescador el que los capture y obtenga el beneficio respectivo, ya que los peces antes de ser capturados no tienen dueño definido. Esto implica que la decisión racional del pescador será capturar la especie sin tomar en cuenta el futuro, pues sólo interesa apropiarse lo más rápido posible de los peces antes que los otros pescadores. Luego, como todos los pescadores piensan igual, se llega a una situación de sobreexplotación.

Todos los resultados descritos en los párrafos precedentes se producen porque no existen los derechos de propiedad sobre el recurso. Para remediar esta situación se requiere que los derechos de propiedad estén bien definidos y existan las normas adecuadas para ello. Las Cuotas Individuales de pesca son una posibilidad. La aplicación de un cobro por el derecho de explotar un recurso natural común, contribuye también, en la medida que la tasa sea significativa.

La incertidumbre se encuentra en todos los aspectos de la gestión de los recursos pesqueros, ya que no se sabe con exactitud la magnitud de los stocks de los mismos. No se conoce el nivel futuro de precios y costos de los recursos explotados. Esto nos llevan a considerar que si queremos mantener la biomasa de recursos pesqueros que permitan un desarrollo sustentable, debemos actuar con precaución, ya que las decisiones que se toman respecto de la explotación de los recursos naturales son irreversibles, más aún, si se desconoce la exacta magnitud de las funciones que cumplen en el ecosistema y el medio ambiente. Estas consideraciones actúan en forma interdependiente, por lo que la gestión de los recursos naturales no es algo trivial.

Este enfoque incorpora el principio precautorio, según el cual deben fomentarse las medidas destinadas a prevenir las repercusiones de la actividad extractiva en nuestro mar, aun cuando no existan pruebas científicas de tales repercusiones o dichas pruebas sean incompletas.

El primer paso debe ser profundizar nuestro conocimiento de los ecosistemas marinos en su conjunto. Aunque durante años se han recopilado datos sobre las principales pesquerías comerciales, casi no se dispone de información estadística sobre las especies no comerciales debido al costo y a la complejidad de las operaciones necesarias. Los datos científicos sobre la situación de los hábitats y sobre los efectos de la pesca en los demás organismos vivos son desiguales, ya que sólo se cuenta con datos recabados para investigaciones científicas concretas.
La investigación desempeña un papel fundamental en este sector.

A largo plazo, el hecho de incluir consideraciones ambientales y ecosistémicas en la política pesquera no sólo será beneficioso para el medio ambiente sino también para el propio sector, dado que los recursos necesitan ecosistemas marinos sanos para prosperar. La política pesquera debe tener por objeto el uso de medidas selectivas de pesca y la reducción del esfuerzo pesquero a fin de contribuir a la mejora del ecosistema marino de Humboldt.

No cabe duda importante de la contribución del sector pesquero al crecimiento del PBI, pero el aporte directo al país es bastante reducido en relación a la magnitud que alcanza la explotación del recurso.

En general, la historia de la explotación de los recursos marinos ha sido sobreexplotar una especie y luego sustituirla por otra, para mantener los niveles de producción del sector pesquero.
Se requiere actuar sobre 3 ejes: investigación, control de la pesca ilegal e infraestructura de desembarque y conservación. Ejes que requieren de dinero. Dinero que debe provenir de la renta producida por la comercialización de los recursos pesqueros transformados y exportados.

El nuevo modelo debe, con adecuada investigación científica transparente, asignar una cuota anual de captura que contemple la necesidad de mantener alimento para las otras especies que se alimentan de anchoveta, además de las necesidades propias de reproducción del recurso.
El nuevo modelo debe asignar derechos de pesca de un valor adecuado y proporcional que no sea inferior al 10% del valor de las exportaciones de harina y aceite de pescado.

El nuevo modelo de investigar la razón de que las utilidades sean tan bajas que generan impuesto a la renta pobre, y recomendar las acciones pertinentes para corregir esta situación.
Otra dificultad radica en el conformismo del pueblo peruano, acostumbrado a criticar en silencio, en pequeños círculos internos, pero temeroso de opinar, de hablar, de quejarse en público, de reclamar, de exigir que las autoridades gobiernen para las mayorías, temeroso de exigir en general que se respete la calidad de vida del poblador costero. Este temor deberá ir desapareciendo en la medida que aparezcan nuevas corrientes políticas que puedan canalizar reclamos justos y exigencias debidas.

Finalmente, la dificultad principal está en la autoridad política y administrativa que ha carecido de la voluntad para proteger los intereses nacionales, y a los pobladores costeros víctimas de la contaminación ambiental generada por la industria y de los impactos que realiza la extracción de anchoveta sobre el ecosistema marino de Humboldt. Si la autoridad no ejerce el poder del cual ha sido investida para gobernar en beneficio de las mayorías, llegará el momento en que esas mayorías pretenderán tomar el control directamente.

Mis opiniones molestan a unos, incomodan a otros y complacen a algunos. No hago más que exponer una realidad soslayada, y expresar mi opinión con la mayor mesura, respeto y espíritu democrático. No pretendo convencer ni imponer. Solo ejerzo un acto democrático de opinar con el objeto de contribuir a los procesos de análisis y pensamiento que cada lector interesado en estos temas realiza y tal vez dar nuevas direcciones de pensamiento, que finalmente confluyen en decisiones individuales.

Solo puedo responder y terminar estas reflexiones de Fiestas Patrias acudiendo a un texto que leí hace algún tiempo, escrito por Marcos Castro en un articulo publicado en:
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=34890:

“En realidad, todo lo anterior puede parecernos una “verdad inconveniente” a los oídos de muchos empresarios preocupados por el beneficio, muchos sindicalistas preocupados por el empleo, y muchos consumidores preocupados por la calidad de vida. Pero a todos ellos habría que recordarles que podrían seguir maximizando sus objetivos desde la óptica de la sostenibilidad, siendo el primer paso el de la cuantificación de nuestras decisiones en términos físicos o ambientales y no sólo en términos monetarios.

Como señala Upton Sinclair, “es difícil hacer que un hombre entienda algo cuando su salario depende de que no entienda ese algo”.