LA ETICA EN LA PESCA

Autor: Marcos Kisner Bueno

lunes 2 de enero de 2006

Se abordan numerosos aspectos de la problemática en la pesca: cuotas individuales, tributación, investigación, etc.; pero poco se dice sobre un tema que debería servir de fondo, no solo a la pesquería sino a todas las actividades humanas: la ética.

La FAO ha elaborado un documento ( ESTUDIO FAO: CUESTIONES DE ÉTICA , Producido por el Grupo de la producción y diseño editorial Servicio de Gestión de las Publicaciones FAO, registrado ISBN 92-5-305322-4 ) que reune conceptos básicos referidos al papel de la ética en la pesca que pretendo resumir en esta nota con el objeto de permitirnos una reflexión adecuada:

Los científicos reconocen desde hace tiempo que la extracción de recursos pesqueros tiene límites, pero en las políticas y la ordenación no se ha conseguido tener estos límites debidamente en cuenta, y ello ha llevado a consecuencias ecológicas y socioeconómicas lamentables. Ahora es evidente en todo el mundo que los recursos pesqueros no pueden seguir sosteniendo las rápidas tasas ?a menudo incontroladas? de explotación y desarrollo que se han mantenido a lo largo del tiempo y que se requieren nuevos criterios de ordenación y conservación.

Hasta el momento, las cuestiones relativas a las políticas y la ordenación en relación con los recursos pesqueros, como la sobrepesca, las capturas incidentales y los descartes, la calidad de los alimentos, la seguridad a bordo, la pesca ilegal, las especies en peligro, las asignaciones de recursos y los derechos de pesca, se han examinado detenidamente desde los puntos de vista ecológico, tecnológico y socioeconómico, mientras que los componentes éticos de estas cuestiones se han abordado en el mejor de los casos de manera implícita.

El marco normativo más avanzado y completo y el elemento de referencia para la pesca mundial es el Código de Conducta para la Pesca Responsable , aprobado en 1995 por la Conferencia de la FAO. Aunque se ha elaborado fundamentalmente desde las perspectivas tecnológica, social, económica y política, el Código contiene varias consideraciones éticas menos explícitas, pero siempre fundamentales, y aborda directamente preocupaciones tanto humanas como ecológicas.

En la actualidad, las preocupaciones de carácter ético en relación con el bienestar de las personas y el ecosistema ocupan un lugar central en el debate acerca del futuro que deseamos para la pesca y los pescadores. Una perspectiva ética de alcance mundial está en auge. La salud y el bienestar de las personas y los derechos humanos básicos, por ejemplo el derecho a los alimentos, se examinan junto con la ordenación apropiada del medio ambiente y los valores intrínsecos y los usos alternativos de los recursos naturales y el medio ambiente. La atención que se presta a estas preocupaciones ha ido en aumento y seguirá creciendo, en parte como respuesta a las tendencias de varias esferas, entre ellas el cambio demográfico; la situación de los recursos y los ecosistemas asociados con ellos, en particular el aumento de la presión sobre la pesca y la degradación de medio ambiente; los progresos de la ciencia y la tecnología, que abarcan el fomento de la acuicultura, la biotecnología y la ingeniería genética, y la denominada «revolución de la información»; y la evolución social y económica en todo el mundo, cuyo ejemplo es la globalización, la función cada vez más importante del mercado y la concentración del poder económico.

El objetivo del presente estudio es estimular la reflexión sobre la ética en la pesca, sin perder de vista la puesta en marcha y el apoyo de un proceso que conduzca a un conocimiento mejor y más ampliamente compartido y aceptado de la función de la ética en el sector, así como a la búsqueda de posibles maneras de abordar la cuestión. La FAO pretende seguir avanzando en el discurso ético con respecto a la alimentación y la agricultura, incluidas la pesca y la acuicultura, como componente de sus esfuerzos por garantizar una utilización sostenible de los recursos acuáticos vivos y la seguridad alimentaria para todas las personas del mundo de las generaciones presentes y futuras.?

Jacques Diouf
Director General de la FAO

A pesar de que hace siglos que se reconoce que los recursos naturales comunes se pueden agotar, los pesqueros se han tratado en la práctica hasta hace poco como inagotables, sin importar mucho las consecuencias para el medio ambiente .

A la vista de la creciente demanda internacional de pescado y productos pesqueros, las pesquerías mundiales se convirtieron en un sector de la industria alimentaria «impulsado por el mercado» y con una evolución dinámica. Desde comienzos de los años 1970, y con la aprobación de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar en 1982, los Estados costeros han procurado aprovechar las nuevas oportunidades de desarrollo de sus zonas económicas exclusivas (ZEE) recién adquiridas realizando fuertes inversiones en flotas pesqueras y fábricas de elaboración modernas.

Sin embargo, durante este período se puso de manifiesto en todo el mundo que los recursos pesqueros no podían seguir manteniendo el ritmo rápido y a menudo incontrolado de explotación y desarrollo y que se necesitaban nuevos sistemas de conservación y enfoques en relación con la conservación y los aspectos ecológicos (FAO, 1993). La sensibilización aumentó con rapidez con la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y Desarrollo (CNUMAD) en 1992, la Asamblea del Milenio de las Naciones Unidas en 2000 y la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible en 2002.

Está ampliamente aceptada la necesidad de integrar consideraciones bioecológicas, socioculturales, jurídicas, institucionales y tecnoeconómicas en los debates sobre los recursos pesqueros. Ahora se están realizando esfuerzos para sistematizar las dimensiones éticas del desarrollo sostenible de la pesca como parte importante de esta sensibilización.

La medida en que la pesca actúa de manera responsable se debe juzgar en función de los principios y criterios de la utilización sostenible de los recursos naturales renovables, y en particular su contribución al bienestar humano y de los ecosistemas. Por consiguiente, el sistema no está funcionando de manera sostenible y eficaz. Además, aunque está orientada en gran medida al empleo total y la paz social, la ordenación de la pesca no llega a proporcionar beneficios sociales en la medida en que podría y debería.

La política pesquera y la ordenación de la pesca se han considerado fundamentalmente desde los puntos de vista ecológico, tecnológico y socioeconómico.

Moralidad y ética

La moralidad se refiere a las normas y valores sociales que guían a las personas y su interacción con el prójimo, las comunidades, y su entorno. En todos estos tipos de interacción hay valores importantes en juego; reglas y normas para proteger estos valores; deberes implícitos en las funciones y posiciones sociales que pueden fomentar estos valores y promover estas reglas; y virtudes humanas o capacidad que nos permiten actuar en consecuencia. Estos factores morales están normalmente relacionados con prácticas religiosas y estructuras de poder social.

La ética es un análisis sistemático y crítico de la moralidad, de los factores morales que guían la conducta humana en una determinada práctica o sociedad.

Como la pesca representa una interacción entre personas y el ecosistema acuático, la ética de la pesca se refiere a los valores, reglas, deberes y virtudes pertinentes al bienestar de las personas y el ecosistema, proporcionando un análisis normativo crítico de las cuestiones morales en juego en ese sector de las actividades humanas.

Cuando los valores, reglas y deberes morales están sujetos a un análisis ético, es particularmente importante su relación con los intereses humanos básicos compartidos por la población, independientemente de su entorno cultural.

Intereses humanos básicos

Bienestar , que implica un bienestar material, además de la conservación de un ecosistema productivo, y está relacionado con la pesca como suministro de alimentos y medio de subsistencia.

Libertad, o autodeterminación humana, que está relacionada con el acceso a los recursos pesqueros, el autocontrol de los pescadores y otras elecciones de vida relativas a la pesca.

Justicia , que está relacionada con la distribución de los beneficios de la pesca y la propiedad de los escasos recursos.

Imperativos morales

El estado de la pesca mundial plantea retos apremiantes de carácter ecológico, económico, social y político, con importantes repercusiones éticas. Por ejemplo, el agotamiento de los recursos pesqueros de un país representa una incapacidad moral de la sociedad para mantener el entorno natural y su productividad. Esto compromete la seguridad alimentaria, amenazando particularmente a las comunidades vulnerables, y reduce las oportunidades de las generaciones futuras para disponer de medios de subsistencia. La contaminación de lo que de otra manera sería una fuente de alimentos extremadamente sana, reduciendo la inocuidad de los alimentos y amenazando la salud de las personas, es otro indicio de fracaso moral en relación con las generaciones presentes y futuras.

Para el restablecimiento de la sostenibilidad de la pesca se requiere, entre otras cosas, limitar el derecho de acceso a los recursos . Sin embargo, se producen cambios en la propiedad y el acceso a las poblaciones de peces en el ámbito de intereses especiales dominantes. Estos intereses pueden alimentar la injusticia social y comprometer los medios de subsistencia de los pescadores tradicionales y las comunidades pesqueras, e incluso socavar el derecho fundamental a decidir el camino de la propia vida.

Un tema básico en el análisis ético de la pesca se refiere a las consecuencias morales de un sistema de acceso restringido para los pescadores y las comunidades pesqueras . De manera más general, una integración sistemática de la dimensión ética en el análisis de la situación de la pesca requerirá una comprensión general de la ética y un análisis específico de la ética de la pesca, por ejemplo como figura en el Código de Conducta para la Pesca Responsable.

Conviene mencionar que la aplicación de los principios morales varía según las culturas. Mientras que muchos de los conceptos básicos son esencialmente axiomas, sólo se pueden elaborar prescripciones generalizadas de alcance mundial mediante mecanismos de consultas intensas con objeto de identificar la base común más amplia posible. El Código de Conducta para la Pesca Responsable surgió de un amplio proceso internacional participativo y contiene en la práctica varios principios éticos mundiales acordados para la pesca.

Durante los dos últimos decenios se han realizado esfuerzos diplomáticos e intelectuales constantes en relación con la pesca.

En la Declaración de Río y el Convenio sobre la diversidad biológica (CDB) de 1992, los países se comprometieron a utilizar los recursos naturales de manera sostenible.

En el 19º período de sesiones del Comité de Pesca de la FAO (COFI), celebrado en 1991, se subrayó la necesidad de una pesca más responsable. En la Conferencia Internacional de Pesca Responsable, celebrada en 1992, se analizó el concepto inicial de «responsabilidad», que se elaboró ulteriormente en el Código de Conducta de la FAO para la Pesca Responsable de 1995. La Conferencia de Reykjavik sobre la Pesca Responsable en el Ecosistema Marino de 2001 llevó a la adopción del enfoque basado en el ecosistema para la pesca como parte de la aplicación del Código.

Código de Conducta para la Pesca Responsable

El Código de Conducta para la Pesca Responsable fue aprobado por unanimidad en la Conferencia de la FAO el 31 de octubre de 1995. El Código está en consonancia con los demás instrumentos antes mencionados . Establece, con carácter no vinculante, principios y normas aplicables a la conservación, ordenación y desarrollo de todas las pesquerías de todas las jurisdicciones. Proporciona un marco necesario para las actividades nacionales e internacionales encaminadas a garantizar la explotación sostenible de los recursos acuáticos vivos en armonía con el medio ambiente. El Código establece principios y normas internacionales de comportamiento para conseguir prácticas responsables que permitan garantizar la conservación, ordenación y desarrollo eficaces de los recursos acuáticos vivos.

En los principios y normas se tienen en cuenta todos los aspectos biológicos, tecnológicos, económicos, sociales, ecológicos y comerciales pertinentes y se mantiene el debido respeto hacia el ecosistema y la biodiversidad.

Tomando nota de los acuerdos internacionales y los adelantos técnicos, el Código tiene por objeto establecer criterios para la aplicación de las políticas nacionales e introducir mejoras en el marco jurídico e institucional necesario para el ejercicio de la pesca responsable. El Código aborda la utilización responsable de los recursos (y el medio ambiente conexo), así como las repercusiones para la sociedad humana. Destacan los aspectos económicos, sociales, ecológicos, culturales y nutricionales, estableciendo una vinculación explícita entre pesca, seguridad alimentaria y calidad de los alimentos. También se ocupa de la promoción del comercio de conformidad con las normas internacionales y del fomento de la investigación y, más en general, establece normas de conducta.

El Código también presta una atención especial a las necesidades nutricionales de las comunidades locales y, por extensión, a la relación entre la pesca y la seguridad alimentaria y la calidad de los alimentos. Otro aspecto importante del Código es la importancia que concede a la transparencia en los procesos de adopción de decisiones y la solución oportuna de los asuntos urgentes, facilitando la participación efectiva de las partes que tengan intereses directos o los representen.

Mayores informaciones sobre el Código de Conducta para la Pesca Responsable se encontrarán en: http://www.fao.org/fi/agreem/codecond/codecon.asp

Enfoque basado en el ecosistema

Después de la Conferencia de Reykjavik sobre la Pesca Responsable en el Ecosistema Marino de 2001 , la FAO adoptó el concepto de enfoque basado en el ecosistema para la pesca y se elaboraron unas directrices preliminares para fomentar su aplicación, en el marco del Código (FAO, 2003). Estas directrices presentan el enfoque basado en el ecosistema para la pesca como una ampliación del paradigma y las prácticas tradicionales de ordenación de la pesca y están de acuerdo con las disposiciones del Código relativas a los ecosistemas.

Aunque no hacen ninguna referencia directa a la ética ecológica, las directrices responden a la demanda de la sociedad de un comportamiento más responsable en la pesca (y los sectores que tienen una interacción con ella) en relación con el ecosistema marino. Contienen en sí mismas elementos de ética ecológica de importancia específica para la pesca.

Enfoque relativo a los medios de subsistencia sostenibles

La FAO y sus órganos han estructurado y tienen previsto aplicar a la pesca un enfoque relativo a los medios de subsistencia sostenibles. El concepto es aplicable sobre todo a la pesca en pequeña escala, pero también tiene interés para muchas comunidades pesqueras en mayor escala. El enfoque anima a las comunidades a considerar sus bienes, ventajas y oportunidades de manera global. Su finalidad es establecer la base para un proyecto comunitario en el que los pescadores, en particular los pobres del medio rural, puedan asociarse al desarrollo, sin limitarse a ser simples receptores de servicios. El objetivo es ayudar a estas comunidades, marginadas por la pobreza, el analfabetismo y el aislamiento, a convertirse en participantes de pleno derecho en la sociedad.

Razonamiento ético

Aunque las consideraciones morales son sólo uno de los aspectos que conducen a la selección de soluciones, las soluciones morales son de un carácter que las desvincula de las que se proponen desde los puntos de vista puramente bioecológicos, económicos y tecnológicos, debido a que:

Tienen un ámbito global . Los asuntos se abordan y presentan tomados en conjunto y no por partes no relacionadas entre sí. Esto significa que hay que considerar las cuestiones éticas en relación con los factores económicos, las políticas sociales y las decisiones políticas, así como con la situación de los ecosistemas pertinentes.

Abordan interacciones entre las personas , así como entre éstas y el entorno con intereses éticos en juego. Hay que realizar elecciones y adoptar decisiones que tienen repercusiones éticas y pueden poner en marcha interacciones positivas o negativas. Los factores sustanciales del análisis moral son los valores ecológicos y los intereses humanos básicos (bienestar, libertad y justicia) que hay que preservar; las normas morales que los protegerán; y las virtudes, derechos y obligaciones que son necesarios para aplicar las decisiones.

Requieren diálogo . Desde una perspectiva de procedimiento, las soluciones morales se caracterizan por un diálogo informado, libre y razonado acerca de las cuestiones. A la vista de los factores morales sustanciales que intervienen, las soluciones éticas no se pueden presentar desde arriba, sino que las han de evaluar quienes se ven afectados por ellas en un debate abierto y libre. El análisis moral tiene que aclarar las condiciones de dicho debate y analizar los factores que se pueden presentar durante el proceso.

Para adoptar decisiones responsables desde el punto de vista ético se requiere la utilización de los mejores conocimientos disponibles y tener conciencia de las incertidumbres y el riesgo importantes. Las incertidumbres y el riesgo son cuestiones relacionadas entre sí, aplicables tanto al bienestar humano como al del ecosistema. Están relacionadas con las incertidumbres de nuestro conocimiento, que requieren un estudio ulterior. También guardan relación con la variabilidad inherente del sistema que se estudia, en el que puede haber un comportamiento caótico o estados múltiples de equilibrio, lo cual siempre puede ser difícil de predecir. En ambos casos se ha de adoptar un planteamiento ético para abordar las incertidumbres y los riesgos (FAO/OMS, 2003).

En un enfoque ético en relación con la pesca, el cambio de política o la introducción de una innovación tecnológica o de una nueva estrategia de ordenación no se evaluarán exclusivamente en función de la eficacia para alcanzar objetivos tradicionales . Habrá de: i) tener un ámbito más amplio; ii) determinar los factores morales sustanciales y los valores que intervienen; y iii) establecer el procedimiento para el diálogo moral, complementando el análisis tradicional con el examen explícito del bienestar, la libertad y la justicia.

Ética y economía

Hasta hace poco, las pesquerías se analizaban, al igual que casi todos los demás recursos naturales, con los instrumentos de la ecología y la economía. En dicho análisis, los criterios de rendimiento están relacionados con la conservación o protección ecológica, así como con la obtención de un valor máximo de los intereses propios definidos en términos estrictos, la eficacia y el crecimiento económico. Con estos instrumentos analíticos resulta difícil examinar muchos de los aspectos morales de la pesca. El análisis económico, por ejemplo, no pone de relieve la importancia de las principales nociones éticas de bienestar, libertad y justicia. Cabe decir lo mismo del análisis ecológico clásico, aunque en ambos se supone que a largo plazo la racionalidad económica y ecológica se unen para proporcionar un bienestar social óptimo. Ambos factores tienden a «olvidar» los problemas transitorios que se derivan de la introducción del cambio.

Sería útil complementar los análisis tradicionales con un análisis ético de las repercusiones de ese cambio. Las repercusiones pueden estar relacionadas, por ejemplo, con el riesgo que afrontan las personas en relación con la sostenibilidad familiar, la seguridad alimentaria y el empleo alternativo, así como el suministro de bienes públicos (servicios de asistencia sanitaria, escuelas, etc.) y otras necesidades fundamentales para mantener una calidad de vida aceptable.

Es más fácil apreciar tales cuestiones y beneficios sociales cuando se relacionan con los intereses morales básicos que constituyen el bienestar humano.

En un análisis ético global de la pesca hay por lo menos dos componentes:

i) el establecimiento de los aspectos del bienestar en los que hay que concentrarse en unas condiciones institucionales determinadas; y ii) el examen de los factores institucionales que pueden frustrar el logro de un bienestar básico por parte de las personas y las comunidades y los entornos correspondientes. Un análisis ético de la pesca debe complementar los análisis económicos predominantes del sector y las políticas pesqueras, incorporarse a ellos y servir para corregirlos.

En este contexto, utilizando el enfoque de capacidad (Sen, 1985; Nussbaum y Sen, 1993), son muy importantes las siguientes premisas:

Objetivos más amplios . El crecimiento económico y el logro de unos ingresos máximos (asociado con el modelo neoclásico) no se consideran objetivos suficientes para el desarrollo. Más bien, el desarrollo debe ser un medio para mejorar el bienestar y las oportunidades de las personas y garantizar los derechos humanos. Las personas constituyen la finalidad de la actividad económica y no el medio.

Valores humanos . Se considera que la participación, el bienestar humano y la libertad son características centrales del desarrollo económico .

Ecosistema y bienestar humano . Las disposiciones de carácter económico, político, jurídico y social en la pesca se deben evaluar en función de la manera en que fomentan el bienestar humano y ecológico, acrecientan la capacidad de la población y fortalecen la base para la libertad humana.

Información. Un elemento central de la evaluación ética de la pesca es el reconocimiento de la importancia moral y la necesidad de reunir y transmitir información acerca de las condiciones del bienestar humano y de los ecosistemas y sus posibles cambios. Esto conlleva una ampliación de la base de información utilizada en la adopción de políticas y decisiones en los marcos local y regional para abordar cuestiones como la justicia social y la biodiversidad, así como los datos de importancia mundial o intercultural. Por ejemplo, los pescadores y los propietarios de embarcaciones que trabajan con equipo de alta tecnología en el hemisferio norte pueden tener acceso a poca información sobre la manera en que afectan al ecosistema sus artes de pesca, e incluso a menos información sobre la manera en que sus operaciones (por ejemplo, el sistema de cupos, el sistema de subvenciones) pueden influir en los medios de subsistencia de los pescadores africanos con los cuales pueden estar compitiendo sin saberlo. Dicha información es decisiva para conseguir mayor justicia a nivel regional o mundial.

Emancipación. Una pregunta fundamental que lleva a un análisis ético es la siguiente: ¿Qué pueden hacer o ser en la práctica las personas? Se reconoce que, para poder ejercer derechos oficiales, se necesita un volumen sustancial de recursos. Para la emancipación se requiere algún grado de equidad en las condiciones básicas que rigen las posibilidades de las personas para realizar ciertas elecciones en su vida.

Ética y acceso restringido

Un imperativo moral importante en la pesca es el de evitar la sobreexplotación y garantizar la conservación de los recursos de manera justa y sostenible, mejorando el bienestar de la población . La primera parte de este principio se suele aceptar. Sin embargo, hay numerosas controversias acerca de la manera más eficaz de conseguir un equilibrio entre los imperativos de sostenibilidad y justicia (equidad) y el objetivo de la eficacia económica. El debate se ha orientado en gran medida a la manera de restringir el acceso (y asignar recursos), concentrándose, entre otras cosas, en el carácter de los derechos, los criterios para la asignación, las repercusiones positivas en la reducción de la capacidad de pesca, la creación de renta y la mejora de la situación económica (de los titulares de los derechos de acceso).

Las cuestiones éticas como el bienestar humano, la justicia (exclusión) social y la libertad se abordan de manera superficial o se ignoran completamente.

El asunto de la reglamentación del acceso a los recursos pesqueros tiene relación tanto con la ética como con la economía y sirve para ilustrar que, como se ha señalado anteriormente, el razonamiento ético es de carácter global. La esencia de este razonamiento está en poner de relieve una base de información más amplia en comparación con la cual se puedan considerar sistemas alternativos de reglamentación en cuanto a sus efectos en el ecosistema y el bienestar humano.

La principal justificación moral del acceso restringido es que garantiza la conservación y la racionalidad económica, mejorando los beneficios totales para el titular del derecho y para la sociedad (mediante la integración de los costos). Se suele admitir que la atribución de derechos de larga duración mediante derechos de pesca aumenta los incentivos para actuar con responsabilidad y obtener resultados de la ordenación a corto y largo plazo. La consecuencia es que la ordenación apropiada y el dominio, los derechos y las responsabilidades, la conservación y la asignación van de la mano en una política eficaz de asignación (Garcia y Boncoeur, 2004).

Al establecer la propiedad sobre un recurso común, la principal cuestión ética se refiere tanto a la manera de decidir quién tiene acceso y quién no lo tiene como a la manera de equilibrar los intereses de la libertad de acceso con la justicia de la restricción mediante la distribución de los beneficios. En la denominada «tradición libertaria» (Schmidtz, 1990), la justificación de la propiedad y el dominio está en que, cuando las personas tienen sus propios poderes (autodominio), pueden intercambiarlos en el mercado ejerciendo dichos poderes y poseyendo lo que pueda surgir de esta labor. En consecuencia, como se señala en el denominado «teorema de Coase», la propiedad de los recursos, con un sistema eficaz de intercambio y un mecanismo asequible de solución de conflictos, debería garantizar unos resultados económicos óptimos (Coase, 1960).

Sin embargo, la posición libertaria ignora que cuando los poderes individuales llevan a cabo una labor válida lo hacen en un contexto social, como las comunidades de pescadores tradicionales, con su compleja trama de esfuerzos humanos múltiples. Una política de asignación que se concentre en los poderes propios individuales puede dar lugar a injusticias para con las comunidades de pescadores. Efectivamente, el teorema de Coase subraya que la propiedad no garantiza la equidad, reconociendo que no guarda relación con la dimensión moral de la distribución de los beneficios sociales y el bienestar humano.

Hay varias maneras distintas entre sí de limitar el acceso, desde los cupos individuales transferibles hasta los derechos comunales. En determinadas condiciones, algunos grupos sociales pueden obtener beneficios desproporcionados, mientras que otros quedan en un estado de escasez extrema (exclusión) e indigencia. Esta disparidad no se debe a la explotación excesiva y la falta de recursos materiales, sino a un marco institucional con un diseño humano y con resultados injustos. Las cuestiones que se plantean son las siguientes: i) la delegación de los derechos del Estado (derechos soberanos) en la ZEE; ii) la posible existencia de derechos tradicionales (no oficiales) establecidos a lo largo de años o decenios de uso (usufructo); iii) la estructura social y el sistema de poderes en los que tiene lugar la asignación tradicional y la nueva; iv) la existencia o la falta de consenso sobre estas asignaciones.

Una de las formas de derechos de propiedad individual en la pesca que más se han debatido y analizado es la de los cupos individuales transferibles (CIT).

Desde el punto de vista ético, es posible elaborar y aplicar un sistema de CIT de diversas maneras, y hay varias posibilidades de elección que permiten ajustar el sistema a los recursos, las condiciones y el contexto socioeconómico. En teoría, los mecanismos de derechos de propiedad más firmes o más eficaces (que llevarían a una productividad económica máxima a largo plazo) serían los que imponen menos restricciones sobre el funcionamiento de los mercados. Ahora bien, puede haber una necesidad imperiosa de prestar una atención especial a las necesidades de los grupos desfavorecidos o vulnerables o de alcanzar objetivos sociales o demográficos particulares de carácter moral. Para ello puede ser necesaria una eficacia económica que no alcance el nivel «máximo». Cabe citar como ejemplos: i) las limitaciones sobre las transferencias de propiedad, para reglamentar la concentración de cupos en propiedad; ii) la autorización para alquilar (pero no vender) el derecho del usuario, a fin de evitar el desplazamiento de grupos desfavorecidos; iii) la restricción de la propiedad de extranjeros.

En un análisis ético se deben abordar los efectos de la restricción del acceso no sólo en las personas, sino también en las comunidades regionales y en la sociedad considerada en conjunto. Al preparar un mecanismo institucional para restringir el acceso en el sector hay que ser sensible a las diferencias entre las pesquerías y las comunidades pesqueras, garantizando que la competencia que es inevitable sea equitativa.

En relación con el acceso al capital, por ejemplo, las pesquerías industriales tienen acceso a crédito institucional con intereses bajos y a préstamos subvencionados para el desarroll