IMPACTO DE LA INDUSTRIA PESQUERA EN LA ECONOMIA PERUANA: 1940 - 1994

PARTE I

Autor: Marcos Kisner Bueno

sábado 11 de junio de 2005

Este es un extracto del artículo que se indica, que resulta importante e ilustrativo para conocer algunos aspectos históricos de la pesquería peruana.
Marcos Kisner
http://www.lamolina.edu.pe/facultad/economia/sociologia/harina.htm
IMPACTO DE LA INDUSTRIA PESQUERA EN LA ECONOMIA PERUANA: 1940 - 1994
I PARTE
Oficina Académica de Investigación
Revisión Bibliográfica
Con la asistencia de JULIA VALVERDE YABAR
Publicado en Recursos Naturales. UL No 40- 1995
El mar peruano es uno de los de mayor diversidad hidrobiológica en el planeta. En él se encuentran 30 especies de mamíferos y por lo menos 700 especies de peces; y cuenta con una biomasa de 17 millones de Tm. Además, los 2500 Km de línea costera aproximadamente permiten no sólo, la captura de especies de mar abierto; sino que, también ofrecen lugares adecuados para la instalación de empresas de Acuicultura para el cultivo de moluscos y crustáceos.
Los recursos hidrobiológicos sobre los cuales se basa la actividad pesquera sufren continuas modificaciones; las cuales, dependen de las condiciones climatológicas, geológicas, biológicas, etc; ello se refleja en las crisis cíclicas de la pesca peruana.
En el Perú se ha alcanzado los primeros lugares en cuanto a volúmenes de captura a nivel mundial en base a la riqueza generada por sus aguas marinas en las cuales existe una gran biomasa; gracias a la presencia de la Corriente del Humbolt que induce a la creación de abundante fitoplancton. Otro factor, es la Corriente del Niño. Esta ocasionalmente tiene más fuerza de lo habitual; y, origina lo que se conoce como: EL FENOMENO DEL NIÑO, generando importantes consecuencias negativas como la disminución en la captura de determinadas especies, etc.
Entre las especies más abundantes de nuestra BIOMASA están la anchoveta (engraulies ringens), sardina, jurel, cabrilla y merluza. Estas son usadas principalmente para la elaboración de Harina y Aceite de pescado, producto en el cual el Perú recuperó a 1991 el primer lugar en el mundo como productor.
Algunas de estas especies como la merluza y el jurel y caballa son empleadas en la industria de pescado congelado, en conserva y seco - salado.
El potencial de desarrollo del sector pesquero es muy grande.
La Pesca para consumo humano directo está constituída por cuatro actividades diferentes: La industria conservera, de congelados, de pescado seco-salado y de pescado fresco. La pesca fresca es de gran importancia y representa alrededor del 80% del consumo total de pescado en el país.
La Pesca para consumo humano indirecto está constituída por la harina y aceite de pescado. La harina de pescado, está dirigida al mercado externo; y, su cotización se ve afectada por la tendencia del precio de la harina de soya, la cual es usada como su sustituta y se comercializa a precios inferiores.
Las primeras propuestas para el desarrollo industrial de la pesca en el Perú se hicieron en la década de 1920. A finales de la década de 1930 se encontraban produciendo tres o cuatro empresas:
El principal producto de éstas era el pescado en conserva. La harina y aceite de pescado se obtenían como subproductos sobre la base de residuos.
En 1947 y 1948 se establecieron muchas fábricas de conservas y; en 1950, incluso después de que varias de las empresas anteriormente establecidas habían fracasado, existían 49 empresas, de las que 15 podían ser consideradas grandes.
Hacia fines de la década de 1940, la industria pesquera se distinguió por ser la actividad de más rápida expansión junto con la minería de pequeña y mediana escala. Hasta mediados de la década del cincuenta el crecimiento de la industria pesquera estaba encabezado por la fabricación de productos de pescado comestible; en especial, enlatado. Sin embargo, pese a que éstos fueron exportados por primera vez durante la segunda guerra mundial; hasta mediados de la década del cincuenta su crecimiento fue bastante lento.
La harina de pescado, antes sólo utilizada como fertilizante se desarrollaría a fines de la década de 1950 gracias a una serie de factores:
1. Principalmente, la gran demanda de que fue objeto por la próspera industria de alimentos para animales (en especial para cerdos y aves de corral) que la empleaba como elemento proteínico junto con la harina de soya. Esta demanda permitió el incremento rápido de su precio sirviendo, entre otros factores, como estímulo a la inversión en este sector.
2. Las innovaciones tecnológicas. Se logró un gran avance al sustituirse las redes de algodón, que al mojarse se tornaban pesadas y se podrían a las pocas semanas de uso, por redes livianas de nylon en 1955. Esto posibilitó la construcción de un nuevo grupo de bolicheras.
3. Disponibilidad de bienes de capital de segunda mano, de buena calidad; y, muy baratos, que hubo durante los años cincuenta. Este equipo procedía de lo que había sido el área de pesca de sardinas de California, donde floreció una próspera industria de harina de pescado en la décadas de 1930 y 1940, que dejó de funcionar en 1952 con la desaparición de los peces. Gracias a este suceso, fábricas enteras fueron embarcadas y enviadas desde California y los nuevos productores peruanos pudieron empezar sus empresas con maquinaria moderna, eficiente y de bajo costo.
4. Apertura de la banca comercial para financiar nuevas empresas de harina de pescado mediante préstamos a corto plazo renovados anualmente. Las razones que tenían los bancos para financiar este nuevo sector hacia 1957 se vinculan al contexto que reinaba por aquella época en nuestro país. Los años 1957 y 1958 fueron años de recesión para la mayoría de los productos de exportación peruanos; mientras que, por el contrario, los precios de la harina de pescado subieron fuertemente en 1957, debido a la reducción de la oferta mundial por un mal año de pesca en Escandinavia y al crecimiento rápido de la demanda, como se explicó anteriormente. La producción peruana de harina de pescado fue tan rentable en esta etapa, que los productores pudieron cubrir holgadamente el alto interés del crédito a corto plazo que cobraban los bancos. Los precios mundiales de la harina de pescado variaban entre los 120 y 140 dólares por tonelada F.O.B; mientras los costos de producción peruanos no excedían los 60 dólares por tonelada dejando así un amplio margen para cubrir el servicio de los préstamos a corto plazo y proporcionar una buena utilidad.
Con el desarrollo de este producto, la industria pesquera, a mediados de los sesenta, se convirtió en el rubro de exportación principal, pues aportaba entre 25 % y 30 % de los ingresos totales de exportación. El Perú se colocó a la cabeza de las naciones pesqueras en lo que se refiere a volumen con el 18% de la pesca mundial total en 1964; y produjo alrededor del 40% de la oferta mundial total de harina de pescado.
Las las tres fases por las que atravesó el desarrollo de la industria de harina de pescado son:
1) Un desarrollo incipiente, eclipsado por la producción de conservas de pescado, caracterizado por el establecimiento de empresas pioneras.
2) Un veloz ascenso del sector, en la segunda mitad de la década del 50, que continuó con una tasa gradualmente decreciente hasta 1970 - 1971, cuando alcanzó su punto máximo.
3) Después de 1971, la producción de harina de pescado cayó dramáticamente debido a problemas ecológicos; en consecuencia, hubo un exceso de capacidad. Esta situación culminó con la expropiación de todas las empresas pesqueras privadas en 1973.
La mayoría de las empresas de harina de pescado tenían elevados endeudamientos que las hacían vulnerables durante los períodos cortos de caída del mercado; dado que, dependían de su rápido crecimiento para pagar sus deudas y obtener una ganancia. En 1963, entre un 60% y 80% de los activos fijos totales y capital de trabajo de la industria estaba financiado por préstamos; y, fue justamente en ese año que el sector atravesó una severa crisis; más por factores de índole local que por factores externos:
En diciembre de 1962, se estableció un impuesto de 25 soles por cada tonelada de pesca destinada a la industria, ante lo cual los dueños de la empresas pesqueras reaccionaron con un paro patronal en enero de 1963. Esto a su vez condujo a una huelga de las tripulaciones pesqueras que duró un mes; y, cuando se iniciaron nuevamente las actividades los mejores meses de pesca habían pasado y muchas de las compañías enfrentaban grandes dificultades en sus flujos de caja. En mayo de 1963, los bancos comerciales alarmados ante las perspectivas de un mal año para la industria, anunciaron restricciones en la disponibilidad futura de crédito para las compañías pesqueras. Luego, a mediados de año, este recorte crediticio coincidía con montos de pesca desacostumbradamente bajos; y en consecuencia, quebraron un gran número de firmas.
En 1964, la actividad pesquera reanudó su crecimiento; pero, el número total de plantas de harina de pescado se había estabilizado en unos 150; y, de 1967 en adelante, comenzó a bajar hasta llegar a alrededor de 100 en 1972.
Es necesario recalcar que si bien se logró continuar la expansión de la producción por medio de la introducción de un nuevo grupo de bolicheras grandes y de mejores técnicas en el proceso de elaboración de la harina de pescado; la producción de harina de pescado comenzó a hacer peligrar la población de peces de la corriente del Humboldt ya que ésta no era ilimitada y la captura máxima de peces que podía sostenerse a largo plazo estaba condicionada por la capacidad reproductiva de la anchoveta.
Muchos centros pesqueros mundiales ya habían sido destruídos por la sobre-explotación, pudiendo ocurrir en el Perú.
A mediados de los años sesenta aparecieron señales de sobre-pesca en el Norte y en el Centro del país y el crecimiento de la industria después de 1963 se concentró en las zonas pesqueras de la costa sur, que habían sido menos explotadas.
En 1965, debido a disturbios de las corrientes oceánicas, conocidos en el Perú como el fenómeno del Niño; se origina una severa mortalidad entre las aves marinas y una caída de la producción de harina de pescado.
Los biólogos del gobierno recomendaron limitar la captura anual de pescado a siete millones de toneladas mediante una temporada de veda y la imposición de cuotas limitadas en la captura total; sin embargo, en 1966 el gobierno; dada la intensa oposición de la industria, decretó sólo una veda de tres meses e indicó que la captura anual estaría restringida a menos de ocho millones de toneladas.
Por otro lado la industria, que tenía una capacidad suficiente para procesar no menos de 16 millones de toneladas anualmente, había invertido fuertemente en la compra de nuevos barcos pesqueros. Esta secuela de inversión deliberada, que producía un exceso de la capacidad pesquera; originó que hacia 1970 - 1971 la industria tenga una capacidad para capturar 30 millones de toneladas anuales (asumiendo un año de 300 días útiles).
El resultado fue la imposibilidad de mantener el límite de captura de los ocho millones de toneladas y el que los tres meses de veda fueran ineficaces como recurso para limitar la producción. En 1968, la captura anual alcanzó más de 10 millones de toneladas y la población de aves marinas, que ascendió a más de 15 millones a principios de los sesenta, había caído por debajo de los cinco millones.
Es así que, en 1970, una misión de la FAO advirtió que el promedio de la captura a largo plazo no podía sostenerse durante mucho tiempo en niveles superiores a las 9.5 millones de toneladas. Se decretó un límite oficial de 10 millones de toneladas. Sin embargo, la industria no respetó este tope y la captura durante este año ascendió a más de 12 millones de toneladas.
Es importante destacar aquí que, durante la década del 60, las mejoras técnicas en el procesamiento de la harina de pescado, lograron aumentar efectivamente el rendimiento. La cantidad de pescado crudo requerida para producir una tonelada de harina de pescado descendió de 5.41 toneladas en 1961 a 5.33 toneladas en 1968. Alrededor de 1972, aunque el rendimiento promedio para la industria no bajó más, las plantas más eficientes estaban logrando tasas de 4.5 toneladas de pescado crudo por tonelada de harina de Pescado.
Hacia fines de 1972; surge una nueva pertubación en las corrientes oceánicas, que originó la desaparición de la harina de pescado en la lista de los principales productos de exportación peruanos.
En conclusión, esta experiencia ha demostrado que la máxima extracción de recursos pesqueros no puede sobrepasar los ocho o nueve millones de toneladas anuales sin amenazar la extinción de la especie; de modo que la producción sólo puede continuar su expansión si el rendimiento de harina extraída del pescado puede elevarse.
Durante los años sesenta, la abundancia de la harina de pescado produjo continuamente un descenso de los precios; mientras que, el gobierno como la fuerza laboral daban pasos para aumentar su participación en el valor agregado de la industria.
Por otro lado, existe un rasgo notable de la lista de productores de harina de pescado y es la escasa presencia no sólo de figuras de la élite capitalista peruana; sino también, de grandes capitales foráneos. Entre las principales empresas de la década del cincuenta se puede identificar dos que eran controladas por figuras de la élite, y tres por empresas foráneas. Estas son: La Compañía Pesquera Coishco (Tomada a mediados de la década de 1950 por la STAR KIST de CALIFORNIA, Wilbur-Ellis, Westgate-California y la de Graña.
Sin embargo, ninguna de estas firmas disfrutaba de ventaja competitiva, es así que en 1963 dos de las firmas extranjeras liquidaron y una de las de la élite había quebrado, las razones es la aversión a entrar en una industria donde la competencia era fuerte y la construcción y exploración de posiciones monopólicas casi imposible.
En consecuencia, la élite económica del país no desempeñó un papel empresarial directo, prefirió participar indirectamente en los beneficios de la harina de pescado, proveyendo financiamiento a través del sistema bancario y dejando que el nuevo grupo de empresarios de clase media asumiera los riesgos.
Por consiguiente, la industria de la harina de pescado atravesó un período de mayor auge sin que hubiese intentos significativos de penetración por parte de las productoras multinacionales de alimentos, dejando campo libre a las principales empresas locales que alcanzaron rápidamente su madurez como productoras de gran escala. Así, a comienzos de la década del 70 ya había en el Perú un poderoso grupo de capitalistas de la harina de pescado. Entre las figuras sobresalientes del grupo se encuentran Banchero, Elguera, Madueño y del Río, que se convirtieron en agentes de importancia internacional en el negocio de la harina de pescado al formar en 1960 un cartel de comercialización (el consorcio pesquero) que controlaba más del 90% de la producción peruana.
Pero a finales de la década del sesenta seis firmas extranjeras grandes se retiraron de la industria de harina de pescado peruana. La desnacionalización no reflejó un debilitamiento de la inversión local; por el contrario, el capital local disponible para invertir en el sector era mayor de lo que la base del recurso natural podía permitir.
Cabe destacar que en esta actividad, importaba más resguardarse contra los riesgos locales, mediante la construcción de plantas en una serie de lugares distantes entre sí, que tratar de obtener ventajas de economías de escala en una sola localidad.
A fines de los años 50 y a lo largo del 60, la harina de pescado fue el producto principal para la expansión de la economía exportadora. El valor de retorno del sector era alto y creaba un encadenamiento hacia atrás en el sector local de bienes de capital. Su contribución al empleo también era significativa como su contribución a la generación de divisas.
Tenemos el caso de los astilleros. Esta era una actividad abierta al ingreso de empresarios de pequeña escala como la misma pesquería. Estos estaban protegidos por un arancel de 60% sobre las importaciones de embarcaciones pesqueras y beneficiados por las exoneraciones tributarias que otorgaba la Ley de Promoción Industrial de 1959.
En 1957, se construyeron 6 embarcaciones para la pesca de anchoveta; en 1960, la cifra de la producción fue de 305 y en 1963 alcanzó el máximo de 453. A partir de ese año el ritmo disminuyó y muchos de los productores de embarcaciones de menor escala dejaron el negocio originándose una firma líder local a fines de la década del 60: La de Luis Banchero; igualmente, esta empresa era líder en la elaboración de harina de pescado.