El Peru es un pais pesquero

La pesqueria es un sector estrategico

Autor: Marcos Kisner Bueno

martes 4 de abril de 2006

El Perú es un país pesquero.

La pesquería es un sector estratégico.

La pesquería del Perú necesita de un gobernante con calidad de estadista y no de político solamente.

A continuación se presenta un esbozo o esquema general de los requerimientos más urgentes que debe contener una política pesquera de largo plazo. Estos objetivos han sido expuestos en el foro de Oannes varias veces en los últimos años. Algunos partidos coinciden con algunos de ellos, total o parcialmente; otros sencillamente no proponen nada mas que mantener el actual sistema.

Es necesario que tengamos una mayor responsabilidad a la hora de elegir. No es finalmente el candidato electo el que dirigirá la implementación de políticas y demás aspectos de detalle y ejecución, sino las personas que designe como ministro, viceministro, asesores, directores, y otros cargos que serán decisivos a la hora de implementar políticas que deben ser coordinadas, coherentes e integrales.

En una coyuntura electoral como la presente, en la cual muchos lideres pelean por recibir el mandato del país para gobernarnos, no es suficiente enumerar o hacer una lista de objetivos para la implementación de un programa, o de una política para el sector pesquero. Una relación de deseos no dejará de ser una mera declaración lírica si no se complementa con los siguientes elementos:

-Una real voluntad política de establecer reformas y una verdadera política pesquera de largo plazo.

-Un equipo de personas que implementará, conducirá y controlará la ejecución de la política pesquera.

Un equipo responsable formado por técnicos y personas realmente imbuidas de una mística por el desarrollo del sector, alejados de compromisos e intereses mercantilistas, empresariales o comerciales. Sin más compromiso que el de sentar las bases para un desarrollo sustentable de la pesca en el país; animado de una visión de futuro que piense en las generaciones por venir, y en el futuro del país como proveedor de alimentos, no solo para la Nación, sino para el mundo.

Un equipo comprometido con una idea de cambio.

Un equipo que crea con honestidad en el Perú como nación pesquera, enfrentando el reto de diseñar y asegurar una pesquería sostenible para el resto del milenio.

Un equipo con genuina vocación de servicio.

Es necesario conocer a esas personas para tener mejores elementos de juicio a la hora de emitir el voto.

El sector pesquero es estratégico para el desarrollo del país y requiere de atención urgente y prioritaria.

Quien afirme que no, o quien pretende mantener el sistema tal como está, no tiene una visión de futuro.


Quien afirma que no, induce a creer que pretende que subsistan los privilegios, la depredación y el estancamiento en beneficio de quienes hoy gozan de las relativas bondades y ventajas que el sistema les confiere.


Quien afirma que no y se escuda en las cifras de exportación, pretende seguir haciendo creer al país que eso significa bonanza.


No hay bonanza posible a costa de la desaparición de recursos naturales difícilmente renovables.

No hay bonanza si no se pagan impuestos en proporción adecuada a las cifras exportadas.

No hay bonanza si el pago de derechos de pesca no se universaliza y afecta a todos los que realizan esfuerzo pesquero, y se colocan tasas reales sobre extracción realmente efectuada.

En la década del sesenta llegamos a ser la primera potencia pesquera del mundo. Esta categoría se logró debido a que nuestro mar es privilegiado por la enorme variedad y cantidad de recursos ícticos, tanto para el consumo humano como para la fabricación de harina y aceite de pescado.

Hoy nuestro mar es una reserva mundial de alimentos. Este hecho por sí mismo le da importancia estratégica.

No hemos definido un sistema de cuotas individuales y la construcción de embarcaciones continua sin detenerse, poniendo en serio riesgo la existencia misma de esos tripulantes que verán cada vez menor disponibilidad de biomasa. La ilusión del momento, alentada a veces por industriales cada más ávidos de materia prima, pierde de vista el futuro del stock de la anchoveta, la cual a su vez es sustento de otras especies, constituyéndose en eslabón vital de la cadena trófica.

Los sistemas de acceso a las pesquerías deben buscar preservar las especies.

La sobreexplotación de las especies, el deterioro del ecosistema y la contaminación del ambiente son aspectos prioritarios sobre los cuales deben implementarse medidas efectivas

En las actividades pesqueras tradicionales, las posibilidades de inversión se presentan desde la modernización de las embarcaciones, la inversión en flota para pesca de altura, hasta la reconversión de plantas de harina de pescado.

Existen posibilidades de inversión en flota con bodegas refrigeradas que mantengan la calidad del producto y en la infraestructura terrestre en almacenes y transportes refrigerados.

Los productos congelados tanto de pescado como de mariscos y cangrejos, tienen un gran potencial de desarrollo, no solo para exportación sino para el abastecimiento al mercado nacional, a través de una eficiente cadena de frío, donde se presentan oportunidades de inversión, de negocio y de empleo.

Los recursos ícticos son el alimento más económico de que se dispone en el Perú. Son fuente proveedora de alimentos para la población. El pescado es uno de los alimentos más sanos y nutritivos que se conoce.

La pesquería da ocupación a grandes sectores de la población. Unos trabajan como pescadores artesanales; otros como tripulantes de las embarcaciones, que pescan anchoveta y otros recursos para la industria y el consumo; y muchos como obreros de plantas que procesan los productos pesqueros.

El sector pesquero absorbe mano de obra tanto en la fase extractiva como en la transformación, así como en las áreas técnicas, de comercialización, administración y logística.

La mayor cantidad de mano de obra se encuentra en la fase productiva para consumo humano directo. La actividad pesquera incide en el desenvolvimiento de otras industrias. El efecto recae también sobre empresas comercializadoras y de servicios.

La necesidad de un planeamiento estratégico

En diversas partes del mundo se depredaron diferentes recursos porque se buscó obtener el máximo beneficio en el corto plazo o porque no se contaron con herramientas adecuadas para evitarlo. Porque no se tuvo una visión de futuro.

Esta depredación, en el sistema actual, se intenta evitar mediante vedas, cuotas anuales y restricciones de acceso, que no siempre funcionan.

El principal motivo es que la política cambia en cada gobierno y no se cuenta con una política pesquera adecuada. Cada gobierno se ve copado por los intereses de la industria que procura que se norme y legisle en su exclusivo beneficio.

La mayor parte de la industria concentra su atención principal en sus objetivos y compromisos financieros de corto plazo, presionados por el sistema financiero acreedor. Estas urgencias impiden el desarrollo de políticas de largo plazo poniendo en serio riesgo la sostenibilidad de la pesquería y afectando gravemente a la pesca para consumo humano directo.

Para el desarrollo sostenible del sector, los objetivos y planes de acción deben trascender al gobierno de turno. Por tanto, es necesario implementar una política pesquera de largo plazo que permita alcanzar los objetivos establecidos. Eso requiere de un planeamiento estratégico.

La importancia de contar con objetivos de mediano y largo plazo está asociada al concepto de recursos naturales renovables pero no infinitos. Su renovación depende del mantenimiento de stocks mínimos para su reproducción.

Una política pesquera debe ser parte de una estrategia general de desarrollo sostenible.

Una política exitosa debe basarse en un proceso de planificación completo e integrado, para armonizar los valores culturales, económicos, ambientales y para equilibrar la protección ambiental y el desarrollo económico. Sin un proceso integrado de planificación, tiende a ser incompleta, desintegrada y sectorial.

Objetivos generales y prioritarios de una política pesquera:

Desarrollar las actividades pesqueras en forma eficiente y sostenible en el tiempo, preservando los recursos hidrobiológicos y protegiendo a la vez su medio ambiente.

Mantener la salud e integridad de los ecosistemas marinos en beneficio de otros usos y usuarios, tales como la biodiversidad, el interés científico, el valor intrínseco, la estructura trófica y otros usos económicos, como el turismo y el esparcimiento.

Mantener actividades de extracción y procesamiento pesqueros basadas en ecosistemas marinos especificados e identificables

Desarrollar las actividades pesqueras en función a un ordenamiento ecosistémico.

Alcanzar la sostenibilidad de los recursos hidrobiológicos a partir de su aprovechamiento óptimo, cumpliendo con normas de sanidad, calidad y certificación.

Reducción del esfuerzo pesquero sobre la anchoveta.

Impulso de la investigación para preservar la biomasa y recomendar acciones para sostenerla.
Investigar para promover el desarrollo de nuevas pesquerías y actividades de acuicultura como base del aprovechamiento diversificado de las especies.

Desarrollar la infraestructura de la acuicultura a través de cooperación técnica internacional e inversión privada. Propiciar mecanismos promocionales para el desarrollo de la acuicultura y nuevas pesquerías.

Contar con productores permanentes en acuicultura.

Contar con una flota pesquera moderna, eficiente, multipropósito, con sistemas de preservación principalmente para los productos de consumo directo, para así garantizar la calidad de las materias primas.

Incrementar las exportaciones de productos de consumo humano directo y de harinas especiales.

Estimular una red eficiente de distribución y comercialización en el ámbito nacional en manos del sector privado.

Ampliar la oferta exportable.

Incorporar la anchoveta para consumo humano.

Lograr que la mayor parte de la materia prima tenga calidad suficiente para consumo humano.

Propiciar que el valor de las exportaciones de conservas y congelados sea equivalente o mayor al de las exportaciones de harina y aceite de pescado.

Aprovechar totalmente los recursos pesqueros, privilegiando la alimentación nacional, y proyectar las exportaciones teniendo en consideración la necesidad alimentaria del mundo en el futuro mediato e inmediato.

Incrementar el consumo per cápita de pescados y mariscos.

Mejoramiento de la infraestructura de desembarque de la pesca artesanal.

Elevar la productividad de la pesca artesanal mediante la tecnificación y la capacitación.

Reestructuración del Imarpe, dotándolo de autonomía e independencia.

Perfeccionamiento del sistema legal que permita sanciones drásticas a los infractores de la ley que se dedican a la pesca ilegal.

Limpieza de las bahías contaminadas y establecimiento de controles más estrictos sobre las normas de control de la contaminación, estableciéndose sanciones drásticas a los infractores.

Tener trabajadores conscientes del manejo de recursos, pero a la vez con condiciones laborables dignas y aceptables.

Reestructurar el sistema tributario para alcanzar una recaudación más justa y coherente con las necesidades del país, y en proporción al esfuerzo pesquero, es decir a la extracción realmente efectuada. Que permita incorporar a todos aquellos agentes que participan de las capturas de un bien nacional, y que, por tanto, están obligados a contribuir de alguna manera a su sostenimiento, por ser un recurso finito y difícilmente renovable.


El aspecto tributario

Dado que los recursos son finitos, el reordenamiento tributario debe comprender medidas que alcancen a todos los agentes extractivos del sector, es decir a toda la pesca, tanto industrial como artesanal.

Dado que el impuesto a la renta se calcula sobre las utilidades, es necesario incentivar a la eficiencia de las empresas para que obtengan utilidades. Si una empresa, debido a su ineficiencia no produce utilidades razonables en un periodo de tiempo, pero persiste en la actividad mostrando signos exteriores de bonanza, debe ser analizada.

Considerando que la extracción es independiente de la contabilidad, y que genera un impacto real sobre el ecosistema, el concepto de derechos de pesca debe ser elevado a una tasa razonable que permita resarcir al Estado por el impacto mencionado. Esta recaudación debería destinarse exclusivamente a la investigación científica que permita mejorar el manejo de las pesquerías cuidando su sostenibilidad, así como a las operaciones de control de la pesca ilegal.

El procesamiento en plantas, que inevitablemente causan impactos sobre las playas y bahías también debe ser gravado con un monto razonable que permita la inversión en la limpieza de las zonas que son afectadas. Sin que esto releve a dichas empresas de sus obligaciones de no emitir contaminantes.

La mejor alternativa para que la participación del Estado, como propietario de los recursos pesqueros, sea mejor remunerado, es aplicar mayores tasas por derechos de pesca.

Estos derechos no deben ser discriminatorios en función a la bandera de la embarcación.

Nacionales y extranjeros deben ser tratados con igualdad, fundamentado en lo expuesto en la Ley Marco para el Crecimiento de la Inversión Privada.

Se debe cobrar en función a extracción realmente efectuada, y no un pago único sobre la base del arqueo neto. Quien paga tasas trimestrales sobre la base de arqueo neto está en injusta ventaja sobre el que paga tasas por tonelada extraída. Y más en ventaja está el que extrae y no paga nada.

El Estado está obligado a crear conciencia tributaria, a recaudar en función a la extracción de recursos naturales, y a invertir esa recaudación en investigación y protección de los mismos recursos, así como en el mejoramiento de la infraestructura del sector.