EL MES DE JUNIO

Autor: Marcos Kisner

sábado 13 de junio de 2009


El 8 de Junio se celebra el Día Mundial de los Océanos, el 9 de Junio es el Día Mundial del Medio Ambiente y el 29 de Junio es el día del Pescador en el Perú.
Junio es un mes significativo para la pesquería del Perú.
Nuestro saludo a todos los hombres que dedican sus vidas a la pesca y contribuyen con su esfuerzo y sacrificio a mejorar la calidad de nuestra alimentación.


La demanda interna así como la externa, representan un enorme potencial de crecimiento para la Pesca Artesanal. El país registra un alto déficit nutricional, y el pescado fresco es el de mayor preferencia por todos los niveles de la población.

Los pesqueros artesanales tienen el reto de manejarse empresarialmente e incursionar en la comercialización directa de sus capturas, competir y ser rentable, con nuevos paradigmas y visión de futuro.

Por el lado del Estado, se requiere potenciar su capacidad para orientar el desarrollo pesquero artesanal, en su función de crear condiciones adecuadas de capacitación y de creación de cadenas productivas que lleven el producto de la pesca artesanal directamente a los centros de consumo de todo el país.

La Flota Artesanal posee un potencial de captura con el que puede cubrir la demanda interna de productos pesqueros. Requiere tecnificación.

El abastecimiento de pescado y mariscos tiene como destino mayormente el mercado limeño, y el de las ciudades costeras, marginando precisamente a la población más necesita de proteínas y que se encuentran en el resto del país. Existen dificultades para llegar al interior del país que necesitan ser resueltas.

Además, el hecho es que hoy hay menos peces que antes. El hecho es que la pesca de otras especies que no sean anchoveta ha disminuido a niveles notorios, sin que medie explicación convincente. Ya no hay meros, corvinas, congrios, cabrillas, etc. como antes.

Los pescadores artesanales, que antes capturaban estas y otras especias a poca distancia de sus poblaciones hoy se han visto obligados por la necesidad, a convertirse en pescadores de altura sin tener la preparación ni el equipamiento apropiado. Se aventuran a veces hasta las 200 millas en busca de especies sustitutas a su pesquería tradicional, como el perico.

Los buzos artesanales vienen sufriendo cada vez mas accidentes y aumenta su índice de mortalidad porque se ven obligados a sumergirse cada vez mas profundo sin tener equipamiento ni soporte apropiado.

La verdad es que los volúmenes que antes existían de otras especies ya no son los mismos. Ya no es rentable pretender vivir de su captura.

Este es el escenario de vida del poblador costero. Una ilusión de pesca de anchoveta que no les genera empleo mas allá de 50 días al año, forzándolos a convertirse en supervivientes laborando en cualquier empleo temporal.

Para la mayoría de los pescadores artesanales, uno de los haberes más preciados es su capital intelectual, representado por un conocimiento detallado del caladero y el comportamiento de las poblaciones de peces. Es precisamente este conocimiento específico el que lo ayuda a sobrevivir en la competencia con las embarcaciones más grandes y poseedoras de una mayor tecnología.
Para el pescador artesanal, la diversificación, si bien es una alternativa, no constituye una opción viable. Su supervivencia dependerá de inversiones en tecnología más avanzada, con el objeto de lograr una ventaja a corto plazo en la competencia por el recurso.

La pesca industrial y artesanal tienen el deber conjunto de cuidar los océanos, fuente de su propia subsistencia y de gran parte de la Humanidad.