Un dilema mundial: Ser o no ser acuícultores

Autor: Francisco J. Miranda Avalos

viernes 18 de marzo de 2005

Creo que nadie en estos tiempos será capaz de desconocer la importancia fundamental de la tecnología acuícola en la alimentación. Para el hombre dentro de su proceso evolutivo, marca sin duda un hito, un hito histórico que seguramente será considerado por algunos en el futuro, tan trascendental como lo fue la edad de piedra o la edad de bronce.
Y es que así como dejar ser cazador y recolector de frutos, para convertirse en agricultor sedentario, represento toda una revolución socio económica, la acuicultura ya esta cambiando la forma de ver las cosas en esta nueva humanidad que se proyecta al futuro. Bastaría con el simple ejercicio mental de considerar que el territorio a ocupar es mucho más basto que el que nos ofrece los continentes.

Pero la perspectiva acuícola tiene numerosas aristas que deberán ser solucionadas paso a paso, antes de convertirse en la verdadera revolución histórica que promete ser.

Quizás el aspecto más álgido es el alimento necesario para el desarrollo de la actividad acuícola, resulta por cierto contradictorio utilizar la biomasa de otros peces, para alimentar peces. Sobretodo si hoy ya se rompieron los mitos de que algunos peces solo servían para ser convertidos en harina de pescado y aceite.

Peces como nuestra anchoveta, pueden ser usados directamente en la alimentación humana y sus enormes biomasas representan una reserva alimenticia para el futuro de la humanidad que resulta fundamental preservar o administrar responsablemente. Si bien hoy no existe ni la infraestructura adecuada, ni el suficiente mercado como para transformar esa enorme biomasa en productos de consumo humano directo, es obvio que lo responsable es ir progresivamente asignándole a este recurso (o recursos similares en otros países) un mayor valor agregado, en forma de conservas o surimi por ejemplo.

Esta decisión es critica para el futuro de acuicultura, por que hoy en día es la harina de pescado y el aceite de los pelágicos menores, la que surte a la industria de alimentos balanceados para crianza de peces. La harina de residuos y otros substitutos deberán reemplazar progresivamente en el tiempo, los requerimientos de la alimentación en la industria acuícola.
Ya existen interesantes posibilidades; harina de lombrices, el lupino dulce, las harinas de soya y trigo, el gluten de maíz y las tortas de maravilla, ya se perfilan en este dinámico mercado como serios substitutos de la harina de pescado, así como también los aceites de canola, y de soya, podrían representar fuente alternante al aceite de pescado.

Sin embargo aunque estas materias primas pueden ser ventajosas económica y ecológicamente al ser incorporadas en la industria de piensos para acuicultura, presentan serias limitaciones nutricionales que deberán irse resolviendo en el tiempo.

También es una seria barrera para el desarrollo de la acuicultura en los ambientes continentales, las diversas industrias o la minería, como pueden serlo también en el mar, ya que de hecho todo lo que los ríos traen, termina en él. Si a eso agregamos los vertimientos directos a las bahías, por parte de diversas industrias incluida la pesquera, la inversión en acuicultura seguirá representando un alto riesgo. Por que incluso los cultivos de moluscos, que se alimentan por filtración del plancton marino, pueden verse perjudicados con cualquier vertido contaminante.

La perfecta comprensión de aquel concepto de que "nada que contamine debe ser arrojado a los ríos o al mar", nos impone una seria responsabilidad sobre el tratamiento de los residuos líquidos y sólidos en el futuro próximo. El control ecológico de las diversas fuentes de agua y el mar, son un asunto serio, del cual sin duda depende el futuro de la industria del cultivo acuático.

Pero es quizás lo que se debe criar, lo que más preocupa a propios y ajenos en la actividad acuícola. En Alaska por ejemplo preocupa que cultivos marinos en jaulas flotantes, no sean lo suficientemente seguros como para evitar el escape de peces foráneos a un medio ambiente marino, o peor aun, la huida de peces genéticamente modificados que podrían crear una verdadera catástrofe ecológica, incluso en el corto plazo. No podemos siquiera imaginar la magnitud del daño que podría provocar un pez producto de una modificación genética que quedara libre en el mar, con una tasa de crecimiento altísima merced a su alta voracidad. O quizás otro cuya capacidad de reproducción sobrepase los estándares naturales.

Quizás suene todo esto a "Aquaficción", pero son realidades concretas que los investigadores deben analizar cuidadosamente para proponer los conceptos que permitan desarrollar una actividad que sin duda alguna ya es una verdadera revolución histórica. Una interesante alternativa la representa el desarrollo del cultivo de especies nativas, contra el de las especies exóticas, una acuicultura diversificada en el ámbito mundial y especializada en el ámbito regional, se presenta como una opción muy interesante.

En nuestro país, este campo del acuicultivo es todavía incipiente si lo comparamos con el gigantesco desarrollo acuícola de China o Chile, pero no por ello no tiene una enorme potencialidad. La crianza de la trucha en las serranías del país, se proyecta con un futuro interesante, siempre y cuando los inversionistas sean capaces de unificar esfuerzos y congregar recursos. La tilapia, que es también una especie foránea como la trucha, esta haciendo sus pininos en la costa. Pero como todo foráneo o exótico, tiene su aspecto peligroso.

La legislación peruana contempla por ejemplo, la crianza exclusiva de tilapias híbridas en la cuenca del amazonas, ¿Qué podría suceder si un pez tan fuerte ingresara al medio ambiente amazónico?. Tal vez algo peor que lo que sucedió cuando se introdujo la trucha y el pejerrey argentino al lago Titicaca y la competencia biológica de estos peces acabo con interesantes especies nativas como el suche, que ni siquiera habían sido estudiadas. La lógica conclusión es que las especies exóticas o transgénicas deben ser criados por tanto en ambientes cerrados y su control, él más estricto, cosas que también debe contemplar la legislación.

Una política acuícola orientada al estudio de las potencialidades de las especies nativas para la acuicultura, resulta muy interesante para un país donde todo aun esta por hacer en el terreno del acuicultivo. El panorama se muestra muy atractivo para la inversión en acuicultura en la medida que las autoridades pongan énfasis en avanzar con lo que se tiene proyectado: El catastro acuícola, el "check list" que menciono el Vice Ministro de Pesquería en su ultima entrevista, y por supuesto, el fondo de investigación acuícola, que menciona la Ley de Promoción de la Acuicultura, que ha sido relegada al ultimo punto de la agenda hasta hoy.

Los legisladores deben comprender cuales son las barreras que esta actividad revolucionaria, y además generadora de empleo, tiene que enfrentar, ya que una industria acuícola fuerte surtirá al mundo de alimentos en el futuro próximo, su camino ya esta trazado, además en esto no existe dilema.