EL DIFICIL PLACER DE NAVEGAR EN EL PERU

Autor: Francisco J. Miranda Avalos

jueves 14 de febrero de 2002

La primera vez en mi vida que hice un paseo en el mar fue en Cabo Blanco,
tenia 8 años de edad, no sabia quien era Heminway ni que había estado ahí
bebiendo ron, pescando pez espada y filmando una película. Para mi Cabo
Blanco era un exótico puerto de pescadores al borde de un acantilado
arcilloso, con una infernal bajada para autos, una planta desalinizadora
vetusta y corroída tanto como el viejo muelle por donde teníamos que
embarcarnos.

Quizá Heminway sintió que el lugar era propicio para un aventurero como él,
la verdad no lo sé, pero abordar el barquito por ahí era tarea de un perito
escalador, ya que se bajaba del muelle al bote por una escalera de soga que
se bamboleaba con el viento, junto con la embarcación que danzaba a ritmo de tondero norteño. Poner el pie sobre la cubierta daba mas alivio que
felicidad, pero alivio a medias, por que inmediatamente venia a tu mente
como seria la subida al muelle regresando del paseo.

Bueno gracias a Dios, el retorno sucedió sin incidentes y estoy aquí para
contarles mi historia. Que a fin de cuentas seria la historia de cualquier
valiente turista que se hubiera arriesgado a venir al Perú en aquellos años,
corriendo el riesgo de fallar la pisada y terminar bajo el viejo muelle, que
hoy es historia. Y hoy en día muchas han cambiado por ahí.

En general la costa peruana es fantástica para navegar, los vientos jamás
alcanzan el grado 7 de la escala de Beauffort* de 12. Y es que el viento mas
fuerte que tiene el litoral peruano es la "Paraca" o "Paracas", viento que
atraviesa la península del mismo nombre, levanta grandes polvaredas y se
lleva algunos techos de casas humildes. El grado 7 sin embargo, ha roto los
mástiles de varios pequeños navíos de placer que aun existen reparados.

La actividad náutica en nuestro país casi no existe si la comparamos con
países tan desarrollados en este campo como: Ecuador, Chile, Argentina,
Brasil, Panamá y por supuesto EE.UU. Sin embargo los pocos peruanos amantes de la vela han traído lauros deportivos de gran importancia para nuestro país por que también la Federación deportiva correspondiente, hace
meritorios esfuerzos por el desarrollo del deporte. En el litoral existen
muy pocos clubes náuticos; de sur a norte: Pucusana, Santa Maria, San
Bartolo, Chorrillos, La Punta y Ancon. Seis clubes en un espacio de no más de
100 Km. de costa. Una pequeña flota de veleros y yates, con solo algunos
propietarios que asumen solos todos los elevados costos de manutención de
sus embarcaciones. No existen agentes, no hay turismo náutico, no se
organizan flotillas, ni más escuelas de yatching que las que se programan en
los clubes con el apoyo de la Marina de Guerra del Perú. Pero siempre esta la
limitación del dinero que acaba con los sueños del navegante. Nuestro Perú
es un país con poca gente acomodada y muchas ilusiones.

No es necesario sentir el viento en la cara, cerrar los ojos y saber para
donde se debe ir como un marino experto, para navegar en un velero; gozar
del mar, del suave bamboleo y de la agradable brisa que abre el apetito. En
realidad lo que se requiere es de un poco de organización.

En países tan desarrollados como EE.UU. el turista náutico encuentra
múltiples alternativas para una experiencia marítima, las opciones son
múltiples, desde solo US$ 50 hasta US$ 330 persona / día. Y ello depende de
sí quiere un paseo por la bahía, dormir a bordo, aprender a navegar en vela,
pilotear el barco uno mismo, contar con un capitán y un chef, así como una
bodega totalmente abastecida de alimentos y bebidas para un largo paseo.

Pero las numerosas opciones no son solo para el turista, también las son
para el inversionista o shipowner. Ya que las mismas agencias pueden hacerse
cargo de su embarcación, seguro, mantenimiento, renta y despacho de
utilidades. Ya que salvo que usted sea un multimillonario usara los 365 días
del año su embarcación. Lo general es que un propietario use su embarcación
unos 60 días al año, así que la agencia cuenta con 305 días para ofrecérsela
en alquiler con un paquete de servicios turísticos. Por eso es fácil
entender como un propietario exitoso en EE.UU. convive años con su barco.

El barco también es una vivienda y este es otro concepto inexplotado. La
marinas de yates son totalmente desconocidas en el Perú, salvo un proyecto
que conozco se desarrollo en el Callao (frente al Museo Naval) y no conozco
sus resultados. Una marina da una variedad de servicios al propietario de
una embarcación vivienda amarrada, permitiéndole que la estacione en puerto
seguro, con servicios de agua, desague, teléfono, gas, casilla postal, cable
TV, e incluso Internet, provistos desde tierra.

Otro grave problema es que el cambio de bandera de un barco en el Perú es
considerado como una importación para cualquier caso: Mercante, yate, barco de servicio o de pesca. Esto implica hay que asumir cerca de un 40% sobre el Ad Valorem de la embarcacion para otorgarle una matricula nacional a una embarcación. Así un barco que costo US$ 10,000 termina costando US$ 14,000. Peor aun para los barcos más valiosos, como un velero oceánico que puede costar mas de US$ 300,000.

Existen rutas y destinos maravillosos en el País. Pisco, Matarani, Ilo
podrían contar con servicios para abrir una ruta náutica por el sur, igual
que por el norte; Chancay, Huacho, Huarmey, Tortugas, Puerto Morin, Las
Islas Lobos de Tierra y Lobos de Afuera, Bayovar, Paita, Mancora o Los
esteros del rio Tumbes. La ruta norte es la mas relajada por tener el viento
en popa, pero la sureña es la que mayores aventuras brinda.

Embarcaciones dotadas con tripulaciones capacitadas en turismo y navegación pueden transportar viajeros por toda la costa peruana, amarrándose con flotas de buses a destinos como Trujillo, Cajamarca, El Gran Pajaten, Cuzco. Inaugurando nuevas rutas alternativas. Quizás sea posible rentar algunas embarcaciones de la flota privada nacional, muchas de la cuales descansan amarradas la mayor parte del año. Entre Matarani y Caleta Quilca, existen playas escondidas...secretas. Donde no es posible llegar mas que por mar. La costa peruana tiene abundante pesca deportiva frente a Matarani, Pisco, Lima, Chancay, Chimbote, Mancora.

A principios del mes de febrero, turistas norteamericanos zarparon de
Pucusana para realizar caza submarina y terminaran al garete en el "Chadai
II" que luego zozobro, pero fue abarloado con el "Debussy", otra embarcación
también perdida (La Republica, Lima - 06.02.2002), que fue felizmente
rescatada por el Capitán de Puerto. Tal vez haya sido una gran aventura, con
un final feliz. Pero muestra la realidad de una industria desaprovechada y
con un enorme potencial en trabajo e ingreso de divisas.

Creo que no existe nada más placentero que sentarse en la proa de un
silencioso velero que se desliza hacia el norte, mirando el sol ponerse por
estribor, con viento en popa, una copa de vino blanco frió que aun queda del
frugal almuerzo de pescado, mariscos y verduras. Por supuesto acompañado de una amiga, novia, esposa o toda la familia, mas aun en un día como hoy.

¡Feliz 14 de febrero!

FIN.