Cuando el pez grande se come al pez chico

Autor: Francisco J. Miranda Avalos

miércoles 7 de abril de 2004

Se ha dicho hasta la saciedad que los peruanos vivimos de espaldas al mar, sin embargo nada es mas cierto que esto. Nos jactamos de ser el primer país pesquero del mundo, pero no somos ni por asomo cosa semejante. La triste realidad es que nuestro país posee una industria pesquera orientada al abastecimiento de la a su vez industria de piensos o alimentos de animales alrededor del mundo. Un mercado mas conocido como el mercado de las proteínas, pero que gracioso, las proteínas que sirven para el engorde eficiente y rentable de los diversos animales que los humanos después consumimos.

Hoy en día insumos como la harina de pescado, alimentan grandes negocios en el mundo, uno de los mejores ejemplos es el enorme negocio de la acuicultura del salmón en Chile, país que de un tiempo a esta parte se ha convertido en un importante consumidor de harina de pescado peruana, pero no es el único ejemplo, el enorme despegue de la actividad acuicultora en China, se debe también a nuestra harina de pescado.

Pero resulta torpe decir que el industrial harinero tiene toda la culpa de que en el Perú las cosas estén mal orientadas. Existe una gran diversidad de factores que hacen que el desarrollo del consumo humano directo en el país no haya sido la prioridad de la industria pesquera peruana.

Quizá el más importante de todos, es la falta de continuidad de políticas de gobierno. Es bien conocido que en tiempos de Banchero, existía una orientación hacia el consumo humano, el mismo era un extraordinario vendedor de conservas. Pero también existía la falsa creencia de que la anchoveta no servia para la alimentación humana, por su alto contenido de grasa. Hoy sabemos a ciencia cierta que esa grasa (Omega 3) es nada menos que una bendición para la alimentación humana, por que además de reducir el colesterol en la sangre, ayuda a diferentes procesos en el cerebro, que además de permitir fluidos procesos de pensamiento, evita enfermedades tan dramáticas como el Alseheimer.

El hecho es que la ignorancia sobre el uso de la anchoveta para la alimentación humana, fue usado por grandes transnacionales extranjeras para fomentar negocios de producción de insumos útiles para el mercado de las proteínas. De ahí que muchos empresarios peruanos realizaran cuantiosas inversiones, que hoy en día deben sobrevivir dentro de una nueva línea de tendencia hacia el consumo humano, que de alguna forma sataniza su trabajo de años de esfuerzo.

Pero la anchoveta ha sido consumida de manera ancestral por el poblador peruano, su consumo se remonta al incario, donde era seco salada para poder ser transportada a los confines del imperio. Hoy mas que nunca, gracias al esfuerzo de instituciones como el Instituto Tecnológico Pesquero del Perú, tenemos una amplia gama de productos pesqueros para el consumo humano, desarrollados sobre la base de la anchoveta, desde la simple conserva en línea de crudos o cocidos, hasta el sofisticado surimi que luego termina en forma de embutidos, hamburguesas y una amplia variedad de productos.

Sin embargo el Instituto del Mar del Perú, parece todavía pensar como un industrial harinero. Ya que divide la cuota de la anchoveta en dos: pesca permisible y reserva para reproducción. Mas esta biomasa podría ser administrada bajo un nuevo concepto que la divida en cuatro: pesca permisible para consumo humano, pesca permisible para consumo humano indirecto, reserva para alimentación de especies mayores y reserva para reproducción. Este concepto cambiaria la visión de la administración de la biomasa de la anchoveta en el Perú, reconociendo que de hecho una parte de la cuota de captura permisible debe ser destinada únicamente al consumo humano directo y otra parte de la biomasa debe ser reservada para la alimentación de sus depredadores naturales, que sin ella no pueden subsistir ni desarrollarse.

Obviamente la industria harinera debe sobrevivir y sin lugar a dudas tener plazos viables para su transformación de forma radical, que también sin lugar a dudas comienza desde la transformación de su flota. Es un hecho que la industria de consumo humano no puede asimilar la totalidad de la captura permisible de anchoveta, ya que no existe un mercado desarrollado para la utilización de tan espléndido pez en el consumo humano. Pero eso no quiere decir que en el futuro no lo habrá o mejor dicho que no seamos capaces de crearlo y desarrollarlo.

El pescado escasea en el mundo y muchos países han sido capaces de asimilar la lección de la escasez, aplicando tecnologías eficientes para el uso de la poca materia prima disponible. Por ello en estos países, la prioridad es siempre el consumo humano directo, prioridad que va la par con su alto valor en el mercado, ya que la producción orientada a ese mercado eleva la rentabilidad de cualquier empresa pesquera. Pero incluso haciendo harinas y aceites de pescado de productos residuales del consumo humano directo, muchas de estas empresas han sido capaces de obtener no solo extraordinarias calidades de harinas, con altísimos rendimientos en porcentaje de proteínas, a tal punto de vender estas harinas por unidad de proteína antes que por su peso en TM. Sino que además muchas de estas industrias basadas en materia prima residual se han orientado al consumo humano directo, ya que sus harinas incoloras e inodoras, pueden ser usadas para mejorar las dietas de los seres humanos y sus aceites transformados en aceites medicinales de altísimo valor en el mercado. Pero en el Perú, la abundancia que todavía existe, ensombrece la visión del empresario pesquero y la del mismo gobierno que es incapaz de establecer políticas de manejo coherentes y correctamente orientadas al consumo humano.

Pero los peces grandes que se comen a los chicos, también están en peligro, no solo por que no se considera reservar su alimento, sino por que al ser grandes nadadores, no respetan políticas de ordenamiento pesquero que establecen los países ribereños, entrando y saliendo de sus Zonas Económicas Exclusivas a su libre albedrío, exponiéndose a las grandes flotas extranjeras que los esperan mas allá de sus santuarios nacionales.

Para ello se creo el Acuerdo de Galápagos o acuerdo Marco para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos en la Alta Mar del Pacífico Sudeste adoptado por las delegaciones de Perú, Colombia, Chile y Ecuador en la XXIV Reunión Ordinaria de la Comisión Permanente del Pacifico Sur (CPPS), que tuvo lugar del 14 al 18 de febrero de 2000 en la isla San Cristóbal del archipiélago de Galápagos. Pero mientras Chile, un país con políticas pesqueras claramente definidas, camina a pasos agigantados en pro de la implementación del acuerdo, el Perú se presta un doble juego, coqueteando con flotas extranjeras dedicadas a la captura de recursos transzonales, como el jurel, caballa, atún, pez espada, perico, o recursos bentónicos de la dorsal submarina de Nazca como la langosta de profundidad, langostino de profundidad o pez aceitoso. Mientras no da pasos para implementar tan importante acuerdo. En otro gran ejemplo del pez grande que se come al chico, las flotas extranjeras escapan a las restricciones de puertos impuestas por Chile, refugiándose en puertos peruanos que si les dan todas las facilidades.

No es posible desarrollar una industria sobre la base de grandes peces como el atún, el pez espada o el perico (mahi mahi), si no existe la implementación de un acuerdo tan importante como el ‘Acuerdo de Galápagos’ que asegure una acción de administración de recursos coordinada. Pueden Chile, Perú, Ecuador y Colombia dictar políticas de protección y administración de sus recursos pesqueros en sus ZEE, pero no pueden hacer nada cuando estos recursos salen de sus ZEE y son capturados por las grandes flotas que como grandes cocodrilos las esperan en aguas internacionales cuando inician su migración.

Es muy fácil probar cuantos de estos barcos ingresan a puertos peruanos, bastaría solo revisar los registros de ingresos portuarios, para darse con la cruda realidad. Una realidad que pasa por ver como muchas veces estos pescadores irresponsables capturan por ejemplo pez espada o pericos de 3 Kg. Y después nos preguntamos por que cada vez estos grandes peces son mas pequeños o por que cada año escasean mas. Hace poco unas declaraciones del Ministro Alfonso Velásquez, revelaron la existencia de una flota gallega de cerca de 22 embarcaciones operando fuera de nuestras aguas, flota que de hecho usa nuestros puertos para abastecerse de combustible, cambiar tripulaciones, hacer reparaciones o simplemente obtener materiales de pesca y vituallas.

Debemos insistir y ser firmes en la necesaria y urgente implementación del ‘Acuerdo de Galápagos’, sin esta herramienta legal no estaremos asegurando para el futuro una correcta política de administración pesquera, que proteja para las nuevas generaciones los stocks de peces de uno de los últimos y más importantes caladeros del planeta.