Fuente: Expreso, Lima

Perú - Impuestos y rebeliones

lunes 20 de diciembre de 2021

Perú - Impuestos y rebeliones

Alfonso Miranda Eyzaguirre
18 Dic 2021

Hay registros de cobro de impuestos que se pierden en la prehistoria con el hombre nómada del Paleolítico. Tras la aparición de la escritura, surgieron los primeros preceptos tributarios en normas y códigos de cumplimiento obligatorio. Egipto, Mesopotamia y China establecían mecanismos para el pago de estas cargas ya sea por medio del trabajo físico, entrega de bienes o productos. Lo que queda claro es que los cobradores de dichos aportes siempre atormentaron a los contribuyentes. Una cita de hace 5,000 años reza: “Se puede amar a un príncipe, se puede amar a un rey, pero ante un recaudador de impuestos, hay que temblar”.

Hoy sabemos que todos debemos dar nuestra contribución, de manera que el Estado tenga los recursos suficientes, para brindar los bienes y servicios públicos que necesita la comunidad en su conjunto. Para acceder a los derechos de libertad, vida y propiedad, quienes ejercen la función estatal por delegación popular, precisan defender la soberanía del país, brindar educación, salud, seguridad ciudadana, justicia, solidaridad con los más pobres o afectados por desastres y dotar de servicios a efectos de que la economía se dinamice, generando el bienestar nacional. A nadie le es placentero pagar impuestos, por eso se determina su razonabilidad, progresividad y su carácter no confiscatorio, entre otras condiciones básicas que se requieren observar.

En el Perú, la SUNAT ha tenido aciertos y desaciertos, unos tan grandes como los otros, lamentablemente. Hoy les quiero comentar cómo pareciera haberse ensañado contra el sector de pesca para consumo humano, especialmente contra la industria atunera a la que un grupo de entusiastas pescadores e industriales tratan de reflotar, aprovechando las ventajas comparativas que tiene nuestro mar.

Además de desconocer la ley 28965 que permitía el abastecimiento de las plantas, ahora sanciona a las empresas por las diferencias de pesos que existen entre las balanzas camioneras de los Muelles Terminales (de 60 toneladas de capacidad) y las de plataforma que usan las procesadoras de hidrobiológicos (de 3 toneladas). Pasan por alto que el pescado congelado sufre una natural merma desde que es extraído de la bodega de un barco a -12ºC, subido a un camión, transportado al establecimiento industrial, clasificado y pesado. Peritos autorizados señalan que al menos debería considerarse 3.5%. La SUNAT no entiende, o peor aun, no le interesa. Castiga y destruye y no pasa nada. Casi como en la época de Zaqueo y los publicanos. Ignoran que el atún no está afecto a ninguna tasa arancelaria, por lo que no existe motivación para subreportes.

Su última perla es pretender sancionar a las empresas que compren lomos de atún, a menor precio que 6 meses antes. Desconocen que este producto es estacional, y su precio varía constantemente de acuerdo a oferta y demanda. Parece una conjura contra la diversificación productiva pesquera.

La historia está plagada de guerras y rebeliones surgidas contra arbitrariedades fiscales. En el siglo XVIII, los imperios británico y español iniciaron reformas tributarias. Después del motín por los impuestos al té, milicias se enfrentaron a tropas inglesas en 1775, lo que dio comienzo a la Revolución Americana que finalizó con la independencia de Estados Unidos en 1776. El aumento de la carga impositiva, la mita y las obligaciones de los repartos, gatillaron el estallido de la Rebelión de Túpac Amaru en 1780, precursora de la independencia de las colonias españolas. Podríamos citar muchos casos más. Nuestro país no necesita recaudadores arbitrarios generadores de desempleo y destrucción de la economía. Es hora de que la SUNAT reciba la orden de no dispararle al Perú.